En memoria de la tragedia del monte Oiz
ETB emite el martes en 'La Noche De...' un documental sobre el accidente aéreo por el 40 aniversario de la catástrofe que segó la vida de 148 pasajeros
Aquel 19 de febrero de 1985, en torno a las 9 de la mañana, la torre de control del aeropuerto de Sondika perdió el contacto ... con el 'Boeing 727' que realizaba el trayecto regular entre Madrid y Bilbao. El avión se hallaba realizando las maniobras de aproximación a la pista, pero no llegó a aterrizar. Media hora después se descubrió que el aparato se había precipitado a tierra tras impactar contra una antena de televisión. El documental 'Niebla sobre Oiz: la tragedia del vuelo 610' recordará el suceso en un especial de 'La Noche De…' previsto para el próximo martes.
La producción fue estrenada en euskera el pasado día 13 en la plataforma 'Primeran' y ahora llega la versión en castellano conmemorando el cuarenta aniversario. La investigación del desastre reúne entrevistas con los protagonistas de las labores de socorro, imágenes y audios de la época, junto a recreaciones del accidente realizadas mediante animación. «Es un relato realizado con testimonios y fondos del archivo de Euskal Telebista, fundamentalmente», explica Alex García de Bikuña, su director y guionista.
La aeronave volaba a una altura inferior a la habitual, chocó y cayó sobre la ladera del monte Oiz generando un surco de 950 metros «que parecía una autopista». La destrucción fue absoluta y sus 148 pasajeros perecieron. Los restos, humanos y materiales, se diseminaron a lo largo y ancho de toda el área generando un escenario terrible.
El documental es muy respetuoso con aquellas circunstancias, pero también da cuenta de la cobertura mediática de la época, teñida de cierto sensacionalismo y especulaciones. «Se produjo una gran debate a partir de la difusión de imágenes explícitas», recuerda y apunta que en esta ocasión no se ha buscado el homenaje, «que sería pretencioso», pero sí llevar a cabo un abordaje «seleccionando los documentos de la hemeroteca sin caer en excesos».
Los medios lanzaron ediciones extra y algunas revistas se cebaron en su truculencia. En cualquier caso, el responsable del proyecto descarga responsabilidades de quienes informaron entonces. «Había una cierta inocencia de los periodistas, que además de ser presionados, carecían de experiencia ante un fenómeno sin antecedentes en la zona».
El reportaje recoge los recuerdos de los vecinos, que no han olvidado e incluso, aún se emocionan al rememorar los hechos. «Ir al psicólogo en 1985 no era lo normal», señala. Muchos de los rescatadores de la Guardia Civil, el Ejército, el cuerpo de bomberos y la Cruz Roja eran jóvenes «que tuvieron que enfrentarse a una situación dantesca». Tal y como se cuenta en el documento, los protocolos cambiaron tras la riada que arrasó el camping de Biescas.
Retrato de una época
La relación de fallecidos supone, curiosamente, un retrato sociológico de la época. Empresarios, políticos, docentes y médicos e incluso un exministro de Asuntos Exteriores tan popular como Gregorio López Bravo, se encontraban a bordo. «Hay mucha gente pudiente porque entonces no estaba tan generalizado el viaje en avión», sostiene. «Supone un retrato de una época convulsa porque el territorio sufría la crisis industrial y no existían los medios tecnológicos actuales que evitan los desplazamientos por negocios». El conflicto terrorista se hallaba en un momento álgido. «Se llegó a sospechar que era un atentado de ETA».
El informe final habla de que el avión no se ajustó a la maniobra publicada descendiendo por debajo de la altura establecida. Al final de la narración, un especialista indica que parece acreditado que los pilotos sufrieron deficiencias tanto en el diseño del procedimiento como en el de funcionamiento de un altímetro propenso al error en su lectura.
El documental es un género que profundiza sobre momentos y personas reales. «Son piezas imprescindibles de la memoria histórica», aduce García de Bikuña. Los problemas para obtener la financiación dificultan su expansión. «Las plataformas apuestan por el 'true crime', el más accesible, pero hay otros más reflexivos o poéticos», arguye. «Hay muchas maneras de contar historias y, a veces, la realidad resulta más increíble que la ficción», reconoce.
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