La orquesta Vulkano pone patas arriba Santurtzi tras el veto en Arrigorriaga
La banda salmantina ofreció un show hipnótico de tres horas y más de treinta cambios de vestuario
Decía convencida este sábado Blanca Figueredo, de Astrabudua, que lo bueno de las fiestas locales «son las orquestas» porque hacen que «no puedas parar de ... bailar». Lo comentaba apoyada en la valla de seguridad que separaba el escenario de las fiestas del Carmen, en Santurtzi, de la muchedumbre. Y razón no le faltaba. Algo tienen este tipo de grupos que consiguen poner a bailar hasta al más arrítmico. Es algo casi hipnótico. Uno escucha el famoso 'Follow the leader, leader, leader' y de forma involuntaria el cuerpo comienza a moverse. Sin control. Primero para adelante. Después para atrás. Niños, jóvenes y mayores. Al compás. Como en un ejército, aunque aquí el sargento es el cantante.
Blanca era una de las miles de personas que ayer abarrotaron la zona del puerto de Santurtzi para vibrar con la orquesta Vulkano. «Me dijeron que era buenísima y que tocaban un poco de todo. ¡Por eso vine!», decía. La banda salmantina regresó a la villa marinera por todo lo alto después de que la lluvia obligara a cancelar su actuación el pasado año y tras conocer el veto de Arrigorriaga, que sacó del programa de fiestas al grupo por «hipersexualizar» a sus cantantes.
Formada por 26 artistas, Vulkano ofreció un show frenético de más de tres horas de duración, distintos estilos musicales y hasta treinta cambios de vestuario. Tan pronto sonaba Camilo Sesto y su 'Vivir así es morir de amor' que 'Debí tirar más fotos' de Bad Bunny o El Canto del Loco con su mítica canción 'Volverá'. «Cada pase, compuesto por varios popurrís, cuenta con un atuendo específico confeccionado por un modista en exclusiva para nosotros», explicaba a EL CORREO minutos antes de comenzar la actuación Carlos Rozas, director de la orquesta.
Ante la polémica desatada, el responsable recordaba que las prendas son elegidas por «una de las integrantes de la orquesta junto al coreógrafo» y aseguró que «lo que se tiene en cuenta es que sea fácil de poner». «Apenas tenemos unos segundos para cambiarnos de vestimenta entre canción y canción», decía. Aun así, reconocía sentir «pena por el pueblo de Arrigorriaga, que sí quería que fuéramos». «No hay que explicar por qué un show tiene una vestimenta. Lo entiende todo el mundo», decía. Coincidía con su compañero María Benito, una de las cantantes que atendió a este periódico minutos antes de salir a escena. «Me impresionó bastante cuando saltó la noticia porque nadie nos preguntó si nos sentíamos así. Y para nada. Es ropa con la que nos sentimos guapas y cómodas», reconocía.
La controversia no consiguió aguar la última noche de fiesta en Santurtzi. Su objetivo, decían los responsables de la banda, es que «durante tres horas la gente que viene a vernos se olvide de sus problemas, de su día a día y disfrute. El 99% sale con una sonrisa», comentaba el director. Vulkano puso patas arriba a un público que apenas pudo recobrar el aliento entre canción y canción. Cuando parecía que la cosa se relajaba con 'Libre' de Nino Bravo', irrumpía la pegadiza 'Todos los días sale el sol' de Bongo Botrako. Entre tanto, los artistas entraban y salían del escenario como auténticos correcaminos en busca de nuevos estilismos.
Había ganas de pasarlo bien y un buen rollo digno de resaltar. Se notaba a simple vista. Algunos incluso llegaron dos horas antes de que comenzara el espectáculo para coger un buen hueco. Hicieron bien. Poco después la plaza se abarrotó. Era el caso de Astrid Henríquez y Valentina Gallego, que se llevaron hasta una caja de cervezas vacía que sirviera como asiento en caso de no poder más. «Hemos venido amigos y familia porque leímos que era una de las mejores orquestas. ¡Venimos preparadas para no parar de bailar», decían. Tampoco Cristina y Sheila faltaron a la cita. «Veraneamos en un pueblo de Salamanca y les hemos visto muchas veces. Lo bueno es que no te aburres y gusta a todo el mundo», coincidían.
Los Simpson y La Casa de Papel
El show arrancó con la entrada de uno de los cantantes en una Harley, algo que hace «unos años era impensable», reconocía. Hubo pases dedicados a Los Simpson, a Dragon Ball, a La Casa de Papel y también al Juego del Calamar. En todos ellos los artistas iban caracterizados de los personajes. Se cantaron bachatas, baladas, clásicos de los 80 y los 90, reggeaton y mucho pop. Nuevo y antiguo. Tampoco faltaron los espectáculos con ráfagas de fuego. Incluso se llegaron a tirar fuegos artificiales como broche final.
Pasadas las dos de la madrugada, Vulkano dijo adiós. No sin antes agradecer al público su presencia con un mensaje que recobra importancia tras la polémica en Arrigorriaga: «Gracias por hacernos sentir siempre parte importante de estas fiestas, que no cambie nunca esto. Estamos encantados. Somos de casa», lanzaron.
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