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Mikel Peña, en el centro con gorra naranja, al inicio del reto del pasado año, con el símbolo de las gafas de su hijo. M. L.

400 kilómetros a pie en memoria de su hijo, víctima del cáncer

Mikel Peña, aita del niño portugalujo fallecido en 2019 por un raro tumor, afronta este reto con el objetivo de visibilizar la enfermedad y que aumenten los fondos para su investigación y cura

Jueves, 22 de septiembre 2022

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A principios de junio de 2019 se apagó la tímida sonrisa del pequeño Mikel Peña, aquel niño de gafas de pasta que se ganó el cariño de todo Portugalete y Bizkaia. Con apenas 12 años, 'Mikelontxon' se fue para convertirse en el superhéroe inmortal de los cómics solidarios que creó su padre, en plena lucha para tratar de encontrar una cura a la enfermedad, un tipo raro de cáncer por el que llegaron a darle tan solo unos días de vida.

Una batalla que al final duró más de 30 meses, desde que un simple dolor de tripa se convirtió en el peor diagnóstico posible, pero que todavía continúa para esta familia jarrillera, que se ha propuesto seguir peleando por dar visibilidad a esta enfermedad y a las personas que hay detrás de ella. «La lucha no terminó con la muerte de mi hijo, no se puede acabar. Su historia sigue porque detrás de él vienen muchos, más niños y también adultos», relata a este periódico. Por ello, el aita de 'Mikelontxon', que también se llama Mikel, aprovechará la celebración de la X edición de la Carrera Mujer Coraje en Portugalete para protagonizar un nuevo reto.

El niño llegó a ser protagonista de un cómic solidario. / E. C.

El año pasado realizó una carrera continua de 24 horas. Algo más de 100 kilómetros. Esta vez la exigencia crece ya que recorrerá casi 400, pasando por 16 municipios de todo Euskadi, dibujando en el mapa las características gafas de pasta que se convirtieron en un símbolo de la lucha contra el cáncer infantil, y que llegaron, a través de las pulseras solidarias que crearon en su día, hasta numerosos rostros conocidos como Leo Messi.

Este padre coraje partirá de Portugalete el próximo lunes 26 de septiembre a las 8 de la mañana, desde el colegio Santa María, el centro donde aún recuerdan a su pequeño con mucho cariño, y donde plantaron un árbol con sus cenizas. De ahí pondrá rumbo a Gernika, terminando en Ondarroa la primera de las seis etapas en las que ha dividido el recorrido. Pasará por San Sebastián, Hernani, Andoain, Tolosa, Zumárraga, Bergara, Eibar, Markina, Aulesti, Abadiño, Areatza, Llodio y Sodupe, hasta terminar en la villa jarrillera junto a sus vecinos, el sábado 1 de octubre, cuando se celebrará la X Carrera Mujer Coraje. Está previsto que Mikel Peña llegue sobre las 13.30 horas a la altura de La Benedicta.

Desde ahí realizará los últimos metros de su reto, hasta la meta situada en el Hotel Puente Colgante, acompañado por sus vecinos y por todo aquel que se quiera sumar, como ya sucedió el pasado año. «Fue brutal. Se acercó muchísima gente. En el pueblo siempre se han volcado con nosotros. Ya lo están moviendo por las redes y está habiendo también mucha respuesta», se felicita.

Producción de tumores

Todo lo que se recaude a lo largo de esos días irá destinado a Aspanovas, Asociación de Madres y Padres de Niñas, Niños y Adolescentes con Cáncer de Bizkaia. «Todo el mundo conoce esta enfermedad, lo ha vivido con un amigo o un familiar. A nosotros nos tocó en su día presionar para que se siguiera adelante, y que no se destine el dinero necesario para que todos podamos combatir esto en igualdad de condiciones no es justo».

Por ello, y por continuar con el legado y la memoria de su hijo, la lucha constante de Mikel Peña no es otra que la de tratar que cada vez haya más recursos para la investigación y la lucha contra esta enfermedad, que después de la partida de 'Mikelontxon' volvió a entrar en su vida. «Estos últimos años han sido un caos. Poco después de su muerte me detectaron a mí cáncer de colon y linfoma. Tengo el mismo síndrome del crío, el de producir tumores».

Afortunadamente en estos momentos se encuentra «bien, en una etapa de 'descanso'», y después de prepararse sumando unos 50 kilómetros diarios durante varios días, está listo para iniciar este nuevo reto. «No tengo miedo a las distancias, pero sí al tiempo. Lleva todo el verano sin llover y justo se va a poner ahora», bromea. «Lo importante de todo esto es que aunque nos siga tocando padecer cáncer, que llegue un día en el que te digan que sí, que lo tienes, pero que para esto hay una cura. Eso es lo que hay que oír, no lo de ¡suerte, a ver si esto funciona! Eso no tiene que ser así».

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