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Llegó el gran día de la fiesta diurna más multitudinaria de Getxo. Miles de personas se agolpan desde primera hora en el paraje costero con ... motivo del concurso internacional de paellas. Sopla un fuerte viento y un chaparrón ha aguado el mediodía y la presentación de las paellas, pero eso no ha impedido que desde primera hora, cientos de personas hayan empezado a festejar en el recinto. La organización del certamen desde casi sus inicios, la sociedad Itxas Argia, espera este año, sin embargo, una menor participación. La fecha escogida era el 23 de julio, pero tuvieron que retrasarla a hoy, día de Santiago, porque coincidía con las elecciones generales que anunció por sorpresa Pedro Sánchez. «Ello ha truncado los planes de muchos, que esperaban al día de paellas para irse de vacaciones y que este año no han podido venir», ha relatado la presidenta de la organización, Ezkarne Unanue.
En el recinto oficial, todo el mundo se esmeraba en sus preparados. La organización ha alquilado 390 toldos. «Se nota que hay menos gente y que la gente ha venido más tarde», ha relatado. Este año, un miembro de Malakate, cuadrilla ganadora el año pasado, formará parte del jurado. Todo un honor. Las chicas Garazi Zabala e Izaro disfrutan de la fiesta con sus padres y otras amigas. «Llevamos viniendo aquí desde pequeñas, disfrutamos mucho de este día y El Bronx también tiene su encanto, está bien que lo hagan para la gente joven». Ellas se quedan con con sus padres en el recinto oficial. Pero explican que «las paellas también son fiesta. Muchas de las cuadrillas del Bronx llevan toda la semana quedándose ahí a dormir, para cuidar sus casetas», explican. Ellas disfrutarán después de la romería.
En El Bronx, muchos bailaban en los podiums de las casetas desde primera hora. La fiesta no parará hasta bien entrada la madrugada. «Llevamos ya cinco años en este sitio, y seguiremos haciéndolo, porque solo es un día», relata Jon Carrera, de la cuadrilla Miliki. «Las paellas llevan ya muchos años y solo es un día lo que estamos aquí, así que no creo que sea para tanto», ha relatado en referencia a las protestas vecinales. Ellos llevan dos semanas montando el chiringuito entre todos los de la cuadrilla, que rondan la veintena. «Son 24 horas de fiesta y aguantamos hasta que nos da el cuerpo, dos o cuatro de la mañana». Han traído bocadillos para comer y si no, irán a comer con sus padres a la zona oficial. «A llenar el buche», ha expuesto otro. «Quien no liga hoy es porque no quiere», ha relatado Carrera junto a su amigo Álvaro Muñoz.
En la zona oficial, 110 paellas se han inscrito al certamen, aunque cientos de grupos se han puesto manos a la obra desde el amanecer para instalar chiringuitos, preparar brebajes y turnarse en los fogones. El espectacular desfile de preparados ha arrancado más tarde de lo previsto y sobre la una y media solo había dos paellas en la mesa del jurado. Lo han compuesto tres personas. La presentación de las paellas fue todo un desfile de obras de arte que se prolongó algo más de una hora, hasta las dos y media de la tarde. Porque los concursantes adornaron los preparados con espectaculares montajes: con ruedas, reproducciones del Puente Colgante y los tradicionales molinos de Aixerrota. Como cada año, el la decoración, si se realiza con comestibles, se valora con un máximo de 10 puntos, siendo lo más importante el sabor y el punto del cereal, que otorgan hasta 40. Juan Carlos Miguel fue reclutado hace cerca de un cuarto de siglo para degustar los guisos. «Siempre se inscriben más de las que se presentan, porque al apuntarse también te dan arroz. Pero pensamos que hoy, el clima nos va a quitar cerca de un diez por ciento de participantes», ha relatado. «¿Qué más da un poco de agua si tenemos chubasquero? ¿No somos euskaldunes?», animaba el presentador desde el escenario cuando ha comenzado a caer la del pulpo.
Aixe Soroa, cuadrilla ganadora en 2019, ha presentado una espectacular decoración inspirada en el mundo de los piratas con una paella mixta de marisco y pollo. «Desde pequeños veníamos con nuestros padres y es un día que hay que estar aquí. Es de las mejores fiestas que hay aquí», ha explicado Jon Cortés, acompañado por una cuadrilla de una docena de personas.
Los de Joses Taldea, mientras, llevan 20 años presentándose y han ganado en un par de ocasiones. Cocinan entre todos y en esta ocasión han elaborado una espectacular decoración con un Puente de Bizkaia. «Todo cuenta. La paella debe ser elaborada con fuego, la decoración con alimentos...», ha relatado José Márquez, que empezó a acudir con 13 años a la fiesta y desde entonces trata de no fallar. Destaca que la jornada del certamen es especial, porque suelen juntarse con personas a las que no ven el resto del año. Las paellas se han convertido en la excusa anual para reunirse con los amigos a los que no se ve de forma habitual. «Es el día que nos juntamos muchos amigos que durante el año no nos juntamos», ha contado.
Los de la cuadrilla Sauta han presentado una paella de marisco decorada con el tradicional Molino de Aixerrota. Como ya tienen experiencia en el proceso, apenas han tardado una tarde en montarlo. Llevan años presentándose. «El mejor puesto que hemos alcanzado es el cuarto, siempre andamos entre la cuarta y la vigésima posición. Esperamos también este año quedar entre los primeros», ha expuesto Ander Suárez. «Este es un día muy bonito para pasar con la cuadrilla y con gente que no vemos en mucho tiempo», ha explicado.
«Antes hacíamos adornos súper grandes, en plan del Puerto Viejo, pero este año nada. Hemos decidido participar más tranquilamente. El año pasado el adorno estuvo en mi casa un mes hasta que lo terminamos, y hay que tener ganas de estar currando a ese nivel de querer ganar. Pueden ser meses de trabajo», ha contado Iratxe Agirre, de la cuadrilla Astunak, un talde de chicas al que luego se han sumado los maridos y los hijos, que están de fiesta en El Bronx pero que se acercan a comer. Han presentado una paella mixta. «Hoy es el día», ha relatado, para explicar la importancia de la jornada de las paellas. «Yo he venido desde que he nacido y ahora vienen mis hijos. A mucha gente no le ves todo el año y la ves hoy. Sales y saludas a todo el mundo», ha manifestado.
Eduardo Barrenetxea, más conocido como 'Txirla', es un veterano del certamen. Tiene 69 años y aunque en su cuadrilla, unas 26 personas de cuatro cuadrillas distintas, la mayoría de 'Gu gara', llevan diez años sin inscribirse, ninguno falta a la cita. «Llevo viniendo más de 55 años. Nos juntamos gente que nos vemos aquí y en el concurso de marmitako. Esta fiesta es una tradición. Recuerdo a mi madre que murió con un cáncer de ovario viniendo aquí con 80 años antes de morir, porque es una tradición», relata, antes de iniciar otro de los ritos de las paellas: salir a visitar a otras cinco o seis cuadrillas de las cercanías cuando se tiene el sofrito preparado. Anselmo Ardanza, de 66 años, es el que cocina el segundo, bonito con tomate. Recuerda que cuando el certamen pasó de Azkorri a Aixerrota también había un concurso de decoración de txosnas que se celebró hasta los ochenta. «Se hacían desde un molino a un puerto pesquero. Es un día en encuentro. Es una tradición. Tenemos de 65 para arriba y venimos desde los 15. Yo tengo 66 y medio y no he fallado ningún día. Es una fiesta muy popular, viene todo el mundo de Getxo, incluso extranjeros. Los jóvenes se empezaron a meter El Bronx y ahora allí hay gente de 40 años que sigue allí aunque tengan hijos y todo. Se ha institucionalizado».
El trasiego es constante también allí, en El Bronx, convertido en un macrofestival desde primera hora de la mañana, donde miles de jóvenes bailan en un laberinto de casetas convertidas en discotecas con pódiums en el centro con nombres como «Aloha, hoy se moja». El viento y la lluvia han levantado varios toldos y los asistentes bailaban apretujados debajo de las casetas que seguían a cubierto. También había personas que peinaban canas disfrutando de lo lindo. «Al final, aquí acaba de fiesta todo el mundo», dijo un joven. «La lluvia nos ha chafado un poco, pero lo vivimos con alegría y lo que se pueda aquí estaremos. Quien tenga bien montado el tema aguantará . Ha caído un poco el nivel por el tema del cemento y la gente se ha arreglado con piedras, tierra... Todo lo que se ha podido»,. ha explicado Maialen Iraola, de 21 años, que disfrutaba de la fiesta en la caseta de STK. Aroa Omagogeaskoa, de 20 años, está a su lado y también es una habitual de El Bronx. Ellas han montado muy cerca el chiringuito. «Estaremos de fiesta hasta la hora que sea, hasta que el cuerpo aguante. Es un día muy importante en Getxo», ha relatado.
Hace unos días se dio a conocer la recomendación del Ararteko al Ayuntamiento de Getxo de regular las casetas de paellas a través de «una ordenanza» para desarrollar esta actividad «de manera segura» y con «la adecuada protección del medio ambiente». De momento, un amplio dispositivo de la Policía Municipal y de la Ertzaintza vigila la zona y también un hospital de la DYA se ha instalado en el recinto para atender incidencias. El Consistorio reforzará el servicio de limpieza desde mañana para tratar de dejar de la mejor forma este espacio natural.
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