«Impulsar el mercado local de Sopela es fomentar la salud de la gente»
Gure Lurreko Merkatua consolida su presencia este verano en el barrio de Larrabasterra como punto de encuentro entre baserritarras y vecinos
«Un mercado con nombre y apellidos». Así define Lorea Momeñe, productora de Urgoitiko txorizoak, al Gure Lurreko Merkatua de Sopela, el espacio que los ... sábados reúne en el barrio de Larrabasterra a productores locales y vecinos de Uribe Kosta. Esta iniciativa no descansa en este verano. Cada fin de semana, cinco baserritarras ofrecerán verduras, chorizo, queso y pan de 10.00 a 14.00 en la plaza Urgitxieta. Momeñe es una de las cuidadoras de la actividad, una figura promovida por la Asociación de Desarrollo Rural Jata-Ondo para garantizar el buen funcionamiento y fomentar el encuentro entre productores y vecinos.
–¿Cómo nace Gure Lurreko Merkatua y qué lo hace especial?
El mercado nace con la idea de acercar a la ciudadanía los productos locales, de temporada y cultivados con mimo. Queríamos recuperar ese vínculo directo entre quien lo cultiva y quien consume.
–¿Qué balance haces de estas primeras semanas?
Muy bueno. A pesar de que llevamos poco tiempo –desde marzo pasado–, cada vez se acerca más gente. Y lo mejor es que muchas de esas personas repiten. Eso es señal de que algo estamos haciendo bien. El apoyo institucional también ha sido clave. El Ayuntamiento ha apostado fuerte por darnos visibilidad con actividades complementarias, y los bares de la plaza nos han facilitado mucho las cosas para poder estar allí.
–¿Por qué consideras importante impulsar estos espacios?
Porque van mucho más allá de vender productos. Lo fácil sería decir que así ayudamos a que la gente que trabaja el campo pueda vivir de ello, o que eliminamos intermediarios y eso mejora la accesibilidad. Pero, desde mi experiencia, creo que la clave es el impacto que tiene sobre nuestra salud consumir alimentos ecológicos, de calidad y elaborados con respeto. Impulsar estos mercados es fomentar la salud de la gente.
–Hay quien piensa que los productos ecológicos son caros. ¿Qué les dirías?
Que se acerquen un sábado y lo comprueben por sí mismos. En Gure Lurreko Merkatua siempre tenemos los precios visibles, precisamente para que la gente pierda ese miedo. Aquí no se trata de pagar más, sino de pagar por calidad. Nuestros productos tienen sabor, huelen a lo que tienen que oler y están hechos sin prisas. Eso se nota en el paladar y también en el cuerpo. Volver a los sabores reales también es una forma de cuidarnos.
–¿Notas más conciencia a día de hoy sobre el consumo local y de temporada?
Sí, cada vez más. Hasta hace no tanto, comíamos lo que daba la tierra en cada estación. Pero la revolución industrial cambió nuestros hábitos con la comida rápida, ultraprocesados, y poco tiempo para cocinar. Aparentemente ganamos comodidad, pero perdimos bienestar. Afortunadamente, están surgiendo muchos movimientos que nos están devolviendo ese conocimiento. Y no solo en los mercados, también en redes sociales, donde cada vez más voces nos recuerdan que comer bien no es solo alimentarnos, sino nutrirnos.
–¿Cuál es el principal valor que ofrece esta actividad al vecindario?
La relación directa. Aquí nos conocemos y eso no lo puede ofrecer una gran superficie. Es un vínculo que genera confianza. Por eso nuestro lema es «un mercado con nombre y apellidos». Queremos que venir aquí no sea solo hacer la compra. Queremos que la gente descubra que llenar la cesta aquí es llenar la despensa de sentido.
–¿Qué hacéis para atraer a más público?
De momento, creemos que la mejor publicidad es la que hacen los clientes que ya nos conoce. El boca a boca es muy poderoso. Un consumidor satisfecho es el mejor embajadora. Aun así, cualquier empujón es bienvenido: como eventos, música, talleres... Todo lo que sirva para que más personas se animen a pasar por la plaza un sábado y vean que hay otra forma de consumir, más consciente, más cercana y también más sana.
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