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Miles de personas, alrededor de 15.000 según estimaciones de la Policía Municipal, se manifestaron este sábado en BIlbao contra el pasaporte covid. Con el lema «Stop pasaporte a la dictadura, Libertad», la movilización había sido convocada por la plataforma Bizitza, que aglutina a una treintena de asociaciones de diverso tipo, sociales, culturales y profesionales.
Encabezada por un grupo de bomberos, la manifestación partió pasadas las cinco de la tarde de la Casilla, que sirvió de punto de encuentro a los convocados, llegados de diversos puntos de Euskadi -Irún, durango, San Sebastián, Elgoibar...-, pero también de Navarra, Asturias -se vieron numerosas banderas del principado-, Cantabria y Aragón, muchos llegados en una quincena de autobuses que aparcaron en las inmediaciones del pabellón de deportes.
Allí se repartieron octavillas en las que se denunciaba que obligar a los niños a usar mascarilla «es maltrato a la infancia», se rechazaba «la inoculación de un medicamento experimental» -las vacunas- sobre todo en el caso de los pequeños, o se aseguraba que «la guerra que nos ha declarado a todos los seres humanos amantes de la libertad los que nos quieren someter, está lejos de llegar a su fin». Bizitza, por su parte, repartió una nota detallando «los derechos que debes exigir antes de inocularte el medicamento experimental».
Muchos manifestantes enarbolaron pancartas con mensajes como «Stop pasaporte vacunazi»; Urkullu, nosotros también votamos»; «pase sanitario: esclavitud», «periodistas terroristas» o «Esto no es sanidad, es una dictadura». Mensajes similares fueron coreados durante toda la marcha, que transcurrió sin incidentes; además de los clásicos «el pueblo unido jamás será vencido», «libertad» y «jo ta ke irabazi arte».
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Entre los manifestantes, gran parte de los cuales no llevaban mascarilla, era fácil recoger opiniones contrarias a los medios: «Solo se publican los datos oficiales que están manipulados», aseguraba una joven de Pasaia que había acudido con sus dos hijas. «Yo no soy antivacunas, pero estoy en contra de que se obligue a ponerla. Es un apartheid», añadía. «El pasaporte es un medio de control que no tiene ninguna validez sanitaria. Es una herramienta de ingeniería social», opinaba Olga Darío, que venía de Cantabria. «Es un medio para forzarte a vacunarte, pero no sirve para nada. Yo puedo estar sana, pero no me dejan entrar al gimnasio sin él, y tú puedes estar vacunado y enfermo, y con el pasaporte entras donde quieras y vas contagiando a todo el mundo».
La marcha llegó al Ayuntamiento, donde fue recibida a los sones de la txalaparta y con el canto de bertsos, pasadas las siete de la tarde. Allí se leyeron mensajes en euskera y castellano en los que se llamó a rebelarse contra la imposición del «pasaporte de la vergüenza», se pidió «libertad y respeto» y se llamó a la unidad de las personas de todo tipo de ideología «en defensa de la verdad sustraída».
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