¿Hacia dónde se encamina el emporio gastronómico de Ledesma?
Ledesma lleva camino, si no lo es ya, de convertirse en el principal emporio gastronómico de la capital vizcaína. En una de las grandes avenidas ... de culinarias. El Grupo Bilbao Berria abrió las puertas de Brasadero horas antes de que Marijaia elevara sus brazos al cielo. El nuevo restaurante de Iñaki Lasa, el tercero que monta en Ledesma –el cuarto, el Basuki, opera en Juan de Ajuriaguerra–, ocupa la zona más castiza de Ledesma y replica el espíritu de «los viejos asadores, pero con un aire moderno». Ha nacido con una pequeña carta que van a ir «moviendo bastante», esgrime Lasa, heredero de una de las sagas familiares más importantes del mundo de los fogones bilbaínos. «En invierno, cuando empiece la temporada de verduras, abundarán las alcachofas, los espárragos, los guisantes...», abunda. El local, con techos extraordinariamente altos, incorpora mesas redondas de hasta para ocho comensales y una librería al estilo y semejanza de los salones de nuestras casas que confiere ese punto de privacidad.
Brasadero busca atraer a todo tipo de públicos: lo mismo al juvenil que al familiar con precios más asequibles. «Nos hemos posicionado en una calle muy cómoda que es muy atractiva para la gente que viene de fuera», se felicita José Antonio Ramos, jefe de sala del Bilbao Berria.
La cocina del rock and roll
Sin apenas tregua, Gon-Vaz, la clásica pulpería de Vía Vieja de Lezama, contará, a partir de noviembre, con su tercer local, Carla, tras la apertura, en la primavera del año pasado, de Lume, en la vecina Colón de Larreátegui. La familia de Sergio González, incluida su mujer y dos de sus tres hijos, plantea una propuesta informal y rompedora que reivindica el tapeo para comer sentado en una barra baja. «Vamos a hacer rock and roll», promete esta familia «currante».
Una cosa tenía clara, puestos a situarse, ha optado por una zona superbuena, justo al lado del Bocoy. «Ahí seguimos la línea para hacer un poco de calle». Independientemente de trabajar al ritmo del rock o blues, Ledesma vive su mejor momento, aunque posiblemente ni ella misma sepa hacia dónde se dirige.
No se sabe si va a apostar por mantener ese espíritu callejero y popular, con emblemas como el Artajo o Antomar, palabras mayores en la ciudad, o si, por el contrario, cambiará de cara y mostrará un perfil más pijo.
O lo que es lo mismo, si se asemejará cada vez más al tramo conocido como 'Upper Ledesma', convertido en la gran feria hostelera de las vanidades, o buscará una identidad propia reinventando un nuevo concepto que se encontraría en fase embrionaria a la espera de que se sigan sumando nuevos actores protagonistas e invitados de lujo. No son pocas las voces que apuntan en esta dirección y que hablan de que Ledesma seguirá atrayendo a peces gordos.
De lo que no cabe duda es de que dispone de un amplio margen de mejora y expansión. La compleja situación provocada por las obras que se acometerán en el edificio número 1 de la calle Berastegui, por un importante fallo estructural –al menos dos pilares de fundición que sustentan los cimientos están agrietados–, añade mayor incertidumbre al afectar a tres de los locales hosteleros más representativos de Ledesma: La Taberna Taurina, el Atseden y el Molinillo.
Algunos hosteleros han reconocido abiertamente que seis meses podrían aguantar, pero temen que se vean obligados a cerrar si las obras se extienden dos años. En tal caso, quedaría más espacio en el que intervenir en la que se adivina como la gran milla de oro. Al 'Upper Ledesma' quizá se le sume muy pronto el 'Down' Ledesma. Una arteria de poteo que quizá esté dando los primeros pasos hacia un mundo desconocido y ser mucho más fino de lo que es hoy, que ya es mucho.
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