Las llamadas a la prudencia evitan las aglomeraciones en las playas
La Ertzaintza y las policías locales destacan la responsabilidad con la que se han comportado hasta ahora la mayoría de los bañistas después de las preocupantes imágenes de los últimos días
«Parece que la mayoría de la gente ha interiorizado que hay comportamientos que no se pueden volver a repetir. Hasta ahora, hoy todo está bastante tranquilo en las playas. Todos tenemos muchas ganas de disfrutar del buen tiempo, pero si no lo hacemos con prudencia podemos perder todo lo ganado». La reflexión es de un ertzaina que controlaba esta mañana de sábado los accesos de varias playas de Sopela y Getxo. Él y su compañero tenían asignada la vigilancia de una serie de arenales, cada uno con sus propias reglas, y sus entornos. Tenían prismáticos y un documento en el que se detalla lo que cada ayuntamiento permite y no en cada punto. Desde lo más alto de Barinatxe, conocida también como La Salvaje, los agentes agradecían lo que estaban viendo. Había bastante gente, pero sin llegar a romper las distancias de seguridad. Aquí se permitía tomar el sol, pero nadie hacía deporte sobre la arena.
Los ertzainas y policías locales de los municipios costeros empezaron el turno de mañana preparados para «lo peor»». Se temían volver a encontrarse con las escenas en las playas que el viernes, sobre todo a la tarde, elevaron la preocupación de los expertos y los políticos. Se vivieron algunas escenas de descontrol que tanto temen los analistas en epidemias, ya que un contagio en ese ambiente hace casi imposible el rastreo de contactos para intentar cortar una posible propagación comunitaria. La propia consejera de Salud, Nekane Murga, ha insistido hoy en que se puede «volver a la casilla de salida». No hacerlo «depende de todos», por lo que ha emplazado a «no repetir las imágenes que se han visto en días atrás».
Las llamadas a la prudencia -y las limitaciones de aforo en muchos de los parkings- parece que tuvieron efecto entre la mayoría de vizcaínos. Los agentes siguieron empleando durante toda la jornada un tono didáctico. Muchos de los usuarios les preguntaban qué estaba permitido en los arenales. En los casos en los que se permitía tomar el sol, algunos preguntaban si podían llevar sombrillas y sillas a la arena. A otros les preocupaba poder pasear con sus perros. Otros seguían sin tener claro si jugar a las palas estaba permitido.
Los ertzainas también tuvieron que obligar a levantarse de la toalla a varias personas en las playas en las que no está permitido tomar el sol. Esta escena se vio, sobre todo, en La Arena, en Zierbena. Pero fue algo minoritario. «No está habiendo problemas. La gente en cuanto le informas se levanta y quita la toalla», señalan unos agentes que llevaban toda la mañana vigilando las inmediaciones. Los agentes explican que tienen algo más de tolerancia con las familias con niños pequeños, a los que se les deja jugar cerca del agua. «El mensaje está calando. Hoy ya la mayoría de gente ha venido sin las sombrillas y sin sillas», explican.
También en Mundaka había más tranquilidad. Salvo a dos chavales que se disponían a jugar con un balón, las fuerzas de seguridad apenas tuvieron que llamar la atención a los bañistas que se acercaron hasta la playa Laidatxu para darse un baño o pasear por la arena. «La gente está actuando con mucha responsabilidad», se felicita el alcalde de Ibarrangelu, Jesús Mari Ziluaga. Se refiere a las imágenes de las playas de Laga y Laida, sin aglomeraciones.
«Habrá que ver cómo evoluciona la tarde, con la bajada de las temperaturas», añade un agente. Si la cosa cambia y se empiezan a producir situaciones peligrosas desde el punto de vista sanitario, los policías tienen orden de intervenir. En Arrigunaga, por ejemplo, la policía local empezará a desalojar a bañistas si se percibe un exceso de aforo. En otros puntos no se descarta tampoco que se cierre por completo la playa.
