«Si la huelga sigue empezarán a faltar productos desde la próxima semana»

El viernes de la semana pasada, los mayoristas realizaron un pedido gordo preparándose para lo que se avecinaba, para que los fruteros llenaran bien la despensa. Hoy por la mañana contactarán con los proveedores para realizar otro.

«Si no podemos cursarlo, la semana que viene será complicada», dice Gorka Moreno, presidente de la asociación de mayoristas de fruta y verdura. Tampoco saben qué se encontrarán el domingo, cuando llega el género. Puede ocurrir que el procedente de Andalucía y el Levante se pierda. De «algunas de esas zonas no está saliendo nada, ni siquiera están recolectando». Eso se traduce en una escasez de tomates, calabacines, berenjenas y cítricos, por ejemplo. Las pescaderías del recinto, que surten cada día a unos 240 minoristas, empezaban a recibir a los camiones de pescado sobre la medianoche. La presidenta de la agrupación de 23 empresas mayoristas, Alma Crespo, asegura que esta semana no ha faltado pescado en general, aunque sí determinadas especies, como anchoa y rape, aunque han llegado capturas de verdel, sardina o mejillones.

«Vamos surtiéndonos día a día. Hemos logrado pescado en furgonetas desde Galicia o Pasaia. También de Francia y marisco de Escocia. Desde el lunes intentaremos conseguir pescado como sea para que puedan venderlo nuestros clientes, pero que arreglen esto ya», ruega.

La huelga, dice la dueña de un supermercado BM en Bilbao, dificulta la llegada de alimentos desde las centrales logísticas, aunque el suministro «del 90% de los productos» está garantizado por ahora. Faltan determinadas marcas de aceite de girasol, que ha pasado de 1,10 a 3,8 euros la botella. Y algunas «referencias» de frutería. «Pero el desabastecimiento será generalizado si se prolonga esta situación», asegura preocupada.

Desde Eroski reconocieron que «estamos teniendo «incidencias en el aprovisionamiento a nuestras tiendas». En la medida en que la situación se prolongue en el tiempo, éste irá empeorando», aseguraron. También un portavoz de Lidl explicó que las concentraciones de transportistas ante las plantas logísticas están impidiendo la entrada y salida de género y produciendo una «afectación a parte de nuestras tiendas».