«Guardo el último regalo que le hizo a mi hijo para que tenga su recuerdo»
Alberto se jubilaba el próximo enero y estaba deseando poder disfrutar de tiempo con su nieto, que ahora tiene dos años
AIENDE S. JIMÉNEZ
Domingo, 23 de agosto 2020, 08:41
Alberto tenía una ilusión: jubilarse para dedicarle tiempo a su nieto de dos años, Oier, con el que aseguran que se le caía la baba. ... Mantenía una relación muy especial con su hija, con la que se entendía «con solo una mirada».
- ¿Qué día se jubilaba?
- El 14 de enero de 2021, el día que iba a cumplir 63 años. Le quedaban once meses. Había pedido jubilarse antes, pero nada. Estaba deseándolo para poder estar con su nieto, estaba babeando con él, quería ir a recogerle al cole... Mi hijo, que tiene dos años, le adoraba. Al principio se acordaba de él en las fotos, pero ahora ya no. Y eso me da pena. Sobre todo por él, porque no le va a poder conocer, no le va a poder llamar aitxitxe. Además se parecen mucho. Parece una tontería, pero el último regalo que le hizo en navidades no le dejo usarlo, lo tengo guardado para que no se rompa. Así, cuando sea mayor, le daré el último regalo que le hizo su abuelo.
- ¿Qué le regalo?
- Una motosierra de juguete.
- Seguro que le hace ilusión.
- Es una tontería, pero para mí es especial que él lo tenga. Yo voy a quedarme con cosas suyas que me recuerdan a él. Y como mi hijo no va a tener recuerdos con su abuelo, que al menos tenga ese último regalo que le hizo su aitxitxe.
- ¿Cómo era Alberto?
- Era un hombre serio, pero le gustaba salir, ir con los amigos, al monte a por 'perretxikos'. Hace unos años mi madre tuvo un problema grave de salud y él se encargó de todo. Le echa mucho de menos. Nunca he oído a nadie hablar mal de mi padre. Tenía muchos amigos, hemos recibido muchas llamadas de gente que le conocía. Tenía 'pronto', pero era un buen hombre.
- ¿Y cómo era la relación entre ustedes?
- Yo era hija de aita. Tengo una relación muy buena con mi madre y nos queremos mucho, pero cuando me despertaba de pequeña por las noches yo siempre le llamaba a él. Con solo mirarnos nos conocíamos, ya sabía lo que yo pensaba. No le podía esconder nada, porque me conocía tan bien...
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