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El gran paseo que une San Ignacio y Deusto por la ría crece medio kilómetro
La urbanización de la margen derecha del canal culminará antes de fin de año y llegará hasta la rotonda frente al IMQ
Se puede hablar de la urbanización de la margen derecha del canal de Deusto, o de construir el balcón limpio y sosegado desde el que ... San Ignacio y Deusto se van a asomar a las aguas del Nervión. Es la misma cosa. Es un revolcón enorme a una parte de la ciudad que solo es comparable, quizás, al ocurrido en Abandoibarra. Las obras para ejecutar el gran paseo comenzaron hace un año y avanzan rápidas para terminar, como estaba previsto, en noviembre. Pero con un añadido.
En un principio, estos trabajos abarcaban el segmento de casi dos kilómetros que va desde Elorrieta hasta la salida de los túneles de Ibarrekolanda (los que traen la carretera que baja de Enekuri). «Pero hemos ampliado el contrato», explica Juan Carlos Sinde, gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre. El tajo se extenderá desde ese último punto hasta la esquina donde termina el edificio del IMQ. Es decir, junto a la gran rotonda a donde llega el tráfico desde el puente Euskalduna. Se trata de casi medio kilómetro más de paseo para el que se ha habilitado un presupuesto complementario de 1,7 millones de euros, que se suma a los 11,5 por los que se había contratado la obra a la unión temporal de empresas (UTE) formada por Viuda de Sainz, Lurgoien y Jaureguizar (en un principio su presupuesto de licitación había sido de 14 millones).
Esta especie de añadido se va a ejecutar en dos partes. Primero se centrarán los esfuerzos en el tramo inicial, el que va desde los túneles al puente de Frank Gehry, de manera que se dé continuidad al paseo que viene desde Elorrieta. Según los planes de Sinde, todo ello estará terminado en noviembre. Y un mes después, justo antes de finalizar el año, se abrirá el segmento final que va desde el puente hasta la esquina del IMQ. Una zona que ya está abierta de manera provisional para que la gente pueda utilizarla pero que aún está pendiente de urbanizar en condiciones.
¿Quiere eso decir que antes de que arranque 2020 estará todo terminado? No. Pero casi. Lo único que quedará por abordar es el parque proyectado en la parcela que se ubica entre la sede de la ingeniería Idom y el pabellón de remo. Este tajo está condicionado por la construcción del puente que unirá la isla de Zorrozaurre con el barrio de San Ignacio, que irá justo en ese punto. Las obras fundamentales del viaducto ya están muy adelantadas: se ha estabilizado el terreno donde se asentará la estructura con columnas de grava, y avanzado los estribos de hormigón sobre los que se instalará el tablero.
Este mes comenzarán a llegar las primeras piezas para montar el puente junto a Idom
Contra las inundaciones
Queda pendiente la guinda del pastel. La parte más vistosa. Poner el puente. El calendario que maneja el gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre apunta a que este mismo mes de septiembre comenzarán a llegar las primeras piezas de la estructura procedentes de Sevilla. En octubre arrancará el montaje, lo que supondrá todo un espectáculo porque la parte fundamental del viaducto es una sola y enorme pieza. El plan es que todo termine entre finales de este año y principios del que viene. Cuando esté listo, se iniciará la urbanización del nuevo parque de San Ignacio: una plaza de 6.000 metros cuadrados que tendrá una zona de juegos para niños y tres espacios cubiertos.
El paseo en su conjunto, entre Elorrieta y el IMQ, tendrá entre diez y veinte metros de anchura, dependiendo de la zona. Habrá lugares de estancia con bancos, miradores, jardines, árboles y hasta un rocódromo. Se trata de que sea bonito, pero también práctico. En varias áreas se ha elevado la cota para proteger el barrio de posibles avenidas de agua, de modo que la zona peatonal opere, además, como dique de contención.
Y no es la única maniobra que esconde esta obra como medida anti inundaciones. En su primer tramo, entre Elorrieta y la sede de Idom, oculta un tubo de 350 metros de longitud con capacidad para almacenar 620 metros cúbicos de agua de lluvia. Su función es hacerlo cuando los chaparrones coincidan con la marea alta, es decir, cuando el sistema habitual de evacuación no puede desaguar adecuadamente en el Nervión. Así que se crea este tanque para contener el agua dulce y, luego, soltarla a la ría cuando la marea descienda.
En su contexto
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2,4 kilómetros es la longitud del paseo que recorrerá la margen derecha del canal de Deusto y que se prolongará desde Elorrieta hasta el IMQ. El último tramo, de casi medio kilómetro, es una ampliación del contrato inicial.
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Actualización de precios La obra arrancó hace un año con un presupuesto de 11,5 millones de euros, y se amplió en 1,7 millones para llevar a cabo los trabajos desde la salida de los túneles de Ibarrekolanda hasta el IMQ. Primero se abordará el tajo hasta el puente de Frank Gehry, para estrenarlo en noviembre con el resto, y luego el tramo final hasta la esquina del IMQ.
Prueba de supervivencia para árboles ribereños
Cada detalle cuenta, y a veces un tropezón nimio arruina la apariencia de una gran obra. Imaginemos que después de rematar el paseo en la margen derecha del canal de Deusto, bonito y brillante, se plantan unos árboles que se mueren a los dos días. Un escándalo. Para que no ocurra algo así se está haciendo una prueba con seis ejemplares junto al edificio de la ingeniería Idom. En esencia, se trata de certificar «si son resistentes a la salinidad del agua», explica el gerente de la comisión gestora de Zorrozaurre, Juan Carlos Sinde.
Hay que tener en cuenta que la ría lleva (al menos en pleamar) agua salada, que es como veneno para ciertas especies. Y una parte de ese agua, aunque sea mínima, se filtra por la tierra. Así que para probar la resistencia de determinados ejemplares a estas condiciones se han plantado seis árboles ahí, en el que será su ecosistema. Pertenecen a las especies 'acer rubrum' (arce rojo), 'betula péndula' (abedul), 'platanus acerifolia' (plátano de sombra) y 'fraxinus excelsior' (fresno), que son las que está previsto utilizar para oxigenar el paseo.
Eso sí, los árboles no serán los protagonistas de las zonas verdes. «Lo más llamativo van a ser los arbustos bajos, que son mucho más resistentes», avanza Sinde. Lo que se está haciendo es un corredor a dos niveles, «uno inferior y otro superior, como en Abandoibarra». Y es entre ambos donde se ubicará una «zona de arbustos».
Todo estará listo a finales de año, o a principios del que viene, menos el segmento que se encuentra junto a la rotonda del Euskalduna, frente al IMQ. El paseo junto a la ría ya está abierto al público ahí, con unos cien metros de longitud, pero de manera provisional; no está urbanizado. La obra forma parte de la urbanización de la rotonda, que está pendiente de autorización por parte del Gobierno central.
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