Los gestores del Iruña negocian nuevas rentas con los dueños del edificio
El resto del emblemático inmueble, ocupado por una veintena de empresas, será reconvertido en oficinas
La familia Garmendia, que desde 1980 explota el Café Iruña, negocia las nuevas rentas con los propietarios del emblemático edificio de Jardines de Albia. Las ... negociaciones se encuentran ahora mismo en una «fase incipiente», según admiten fuentes de Catering Iruña, cuyo contrato de arrendamiento concluye el próximo 31 de diciembre. «Hay meses por delante y queda, por tanto, mucho tiempo», esgrimen las mismas fuentes.
Independientemente del resultado de las negociaciones, el local del Ensanche mantendrá su actividad original tras la reciente resolución del Gobierno vasco de elevar a categoría de monumento tanto el popular café como el resto del inmueble del número 5 de la calle Berastegui. El valor «cultural y artístico» del establecimiento hostelero, fundado en 1921 y proyectado por el arquitecto Luis Landecho, impide cualquier transformación del mismo.
El futuro del Iruña dependerá, por tanto, de hasta dónde estén dispuestos a acercar posturas la empresa de Alicia Garmendia y el constructor que lo compró el pasado verano tras desembolsar 18 millones de euros. Las diferencias, de momento, son bastante importantes. La firma de hostelería abona unas rentas mensuales en torno a los 3.000 euros, mientras que la propiedad reclama «multiplicar» esta cifra.
Alicia Garmendia, que recibió hace meses del Gobierno vasco el premio Joxe Mari Korta en reconocimiento a su trayectoria empresarial, ha mostrado en todo momento su disposición a renovar el contrato y mantener la actividad. La empresa, que gestiona también el área de restauración del BEC y la Torre Iberdrola, entre otras instalaciones, está muy satisfecha del rumbo que ha tomado el Iruña en los últimos años.
«Queda mucho tiempo» antes de que finalice el contrato de alquiler, dicen los responsables del café
«Una barbaridad de cenas»
La empresaria reconoció recientemente en una entrevista a este periódico que el negocio ha sufrido «un gran cambio» por la masiva llegada de turistas y aseguró que dan todos los días «una barbaridad de cenas», pese a que nunca habían sido un sitio de «referencia a las noches». Afirmó también que este cambio ha tenido una incidencia muy positiva en la facturación y que la mayoría de comensales que pasan a cenar son extranjeros.
Si bien se mostraba «tranquilísima» por el futuro, admitió que todo los negocios tienen «un umbral de rentabilidad» y confió en alcanzar un acuerdo, aunque no a «cualquier precio. Estoy segura de que nos vamos a entender, pero no si nos vienen con una cifra disparatada. Lo que no vamos a hacer es montar un negocio para perder dinero», zanjó.
La propietaria de Catering Iruña tiene una cosa muy clara. Asegura que el café, que ha corrido mejor suerte que el antiguo Boulevard -cerrado desde el pasado otoño- y La Granja -donde desembarcará próximamente Thermomix-, «no se va a perder. Es como una especie de patrimonio de todos los bilbaínos», zanjó.
Novias, desde luego, no le van a faltar en ningún momento. Importantes grupos hosteleros no pierden ojo a las negociaciones, por si estas no llegan a buen puerto. En una ciudad que pulveriza constantemente su récord de visitantes, el café, que se sometió en 1982 a una importante restauración, vive uno de sus mejores momentos económicos. Se ha convertido en punto de encuentro para miles de turistas. La subrogación del personal está garantizada tanto con los actuales gestores como con otros distintos, si finalmente se llevase a cabo un relevo en el servicio de hostelería.
Otro de los puntos confirmados es que los nuevos propietarios han descartado la reconversión del emblemático edificio, ocupado ahora por una veintena de empresas, en un complejo residencial. Salvo los bajos, que se dedicarán a uso comercial, el resto de infraestructura será sometida a una profunda reforma y se destinará en su totalidad a oficinas. Llegó a plantearse en un principio la posibilidad de acondicionar pisos e incluso un hotel. Sin embargo, ambas alternativas se descartaron rápidamente.
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