Más gatos que canes en la perrera de Bilbao
El centro de Artxanda aloja a 42 perros y 77 felinos. El año pasado fueron adoptados 205 animales frente a los 161 del 2023
La perrera de Bilbao se está convirtiendo en territorio felino. En los últimos dos años, los gatos van llegando en mayor medida que los canes ... al Centro de Control Animal, en el que acaban aquellas mascotas a las que sus dueños hacen la jugarreta de abandonar a su suerte. En estos momentos, las instalaciones de Artxanda alojan a 77 mininos y a muchos menos perros: 42.
Las recogidas de estos animales, en cualquier caño, están encadenando descensos desde hace varios años. Eso responde, señala el concejal de Salud y Consumo, Álvaro Pérez, a que desde las administraciones y las protectoras «se está trabajando mucho en la concienciación», aunque también es posible aplicar la mano dura. El chip es «obligatorio», de manera que a quien se desprenda de su amigo peludo en plena calle «le vamos a sancionar». Entiende el edil que, al margen de la multa, «la primera razón» para no hacerlo «tiene que ser que le quieres», pero, insiste: en el caso de que alguien no puede hacerse cargo de alguno de estos mamíferos, «es mejor darlo en adopción o llevarlo a la perrera». No es «lo habitual», ya que, «por norma general», los perros y felinos abandonados son detectados «deambulando por la ciudad» y recogidos por los laceros del centro de control o por la Policía Municipal.
El año pasado fueron decenas quienes olvidaron esa obligación moral con sus mascotas y se registraron 89 abandonos de perros (en 2023 fueron 96) y 138 de gatos (un año antes, 110). Son muchos menos que hace unos años (en 2019 recalaron en la perrera 275 canes) y, en cualquier caso, una parte muy reducida del censo bilbaíno. Según los datos que maneja el Ayuntamiento, en la villa hay en torno a 38.700 perros. La Administración ve más difícil aportar una cifra relativa a felinos domésticos, en una ciudad plagada además de colonias de gatos gestionadas por particulares y protectoras, aunque el Registro de Identificación de Animales de Compañía de Euskadi recoge los datos de más de 9.200 michinos inscritos en Bilbao, muchos de los cuales -algunos nacieron a finales de los 90- ya estarán muertos.
Los gatos, además de ser los más numerosos en las instalaciones de Artxanda, también lideran las adopciones. A lo largo de 2024, salieron a empezar una nueva vida con una familia 106, un 42% más que un año antes, cuando fueron 62. En el caso de los canes, se mantuvo la cifra en 99, igual que en 2023.
Pérez expone que el hecho de que haya más felinos que perros, y que en los últimos ejercicios estén encontrando en mayor proporción un hogar, no responde a un cambio estructural. «Es algo cíclico; hay años en los que salen más perros y otros, más gatos», sostiene. Depende, matiza, de las «situaciones personales» que atraviesen los que dan una oportunidad a estas mascotas.
Las adopciones las gestionan dos asociaciones, que realizan «una pequeña entrevista para ver la idoneidad de la persona» solicitante. «Se analiza si tiene capacidad y, con el tema de los gatos planteamos, por ejemplo, que deben tener cuidado de las ventanas», señala el concejal. También les asesoran sobre «qué tipo de animal es mejor» en cada caso, porque, por ejemplo, «si viene una persona mayor que le gusta un perro y es potencialmente peligroso, que tira mucho y tiene fuerza, igual no es el más adecuado para esa persona...».
«No tienen salida»
Y de esos, de los que necesitan una licencia especial, abundan en Artxanda. También canes «mayores», que llevan cerca de «diez o doce años» en las instalaciones y que «fallecerán ahí, no tienen salida, porque son potencialmente peligrosos, es complicado socializarlos y tiene que venir un perfil muy experto, que no viene». Entre los que más llegan, matiza Pérez, se encuentran últimamente «los malinois», que «no están catalogados por la legislación como potencialmente peligrosos, pero para nosotros lo son». «Necesitan mucho trabajo, educación y actividad, y muchos dueños los acaban abandonado», lamenta.
En Artxanda también pueden encontrarse mascotas extraviadas, pero suelen permanecer poco tiempo en las jaulas. En 2024, por ejemplo, fueron devueltos a sus propietarios 103 canes y 11 felinos que habían sido recogidos en las calles. «Muchas veces, el animal se asusta con algún ruido, como los de petardos, y se va corriendo, aunque lo normal es que terminen encontrándose entre ellos por la zona en la que se han perdido», explica el concejal.
En las ocasiones en las que no sucede así, puede que acabe en la perrera, donde no suele ser difícil localizar a los propietarios a través de los chips, o que lo encuentre alguna otra persona y se movilice para dar con los dueños. «Gracias a las redes sociales, aparecen muchos. Se hacen eco rápidamente, mucha gente se solidariza y aparecen el perro o el gato por lo rápido que se mueve una ciudadanía magnífica», destaca Pérez, que resalta la «conciencia social» como clave para «llegar a la cifra de cero abandonos».
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