Ganaderos del Gorbea alertan del incremento de incidentes con perros sueltos
Advierten de que los canes provocan que los animales se asusten y se despeñen, y que pasearles sueltos está prohibido, con multas de hasta 3.000 euros
Ganaderos del Gorbea, el parque natural que comparten cinco municipios vizcaínos - Orozko, Zeanuri, Areatza, Zeberio y Artea- y tres alaveses - Zuia, Zigoitia y Urkabustaiz- alertan ... del peligro que entraña para el ganado y los animales que residen en este entorno protegido la habitual presencia de perros sueltos -algo que además prohíbe la normativa- y del aumento de incidencias con canes tras la pandemia. El domingo 6 de julio, por ejemplo, la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Ertzaintza se sumó a ganaderos y vecinos que se habían organizado para rescatar a 'Pinta', una yegua que se había precipitado a una sima de 6 metros de profundidad en el paraje de Andramortu. Cayó por la mañana, según sus propietarios, «perseguida o asustada» por un perro que murió al precipitarse tras ella y al que sacaron de la misma sima. La propietaria del can, residente en la comarca, fue la que alertó a los Bomberos de la caída de su perro y negó que hubiese perseguido a la yegua, argumentando que ya se encontraba en la cavidad. Los Bomberos dieron con los dueños del equino, que organizaron el rescate con sus amigos.
El espacio era muy reducido y 'Pinta' apenas pudo moverse durante horas. Se planteó incluso «sacrificarla» como opción, cuenta Ander Arrizabalaga, uno de sus dueños. En un primer momento, dos ganaderos se introdujeron en la sima para atarla e izarla sin éxito. Al final, tras más de dos horas de esfuerzos, lograron alzarla entre media docena de personas. No querían dejarla morir. 'Pinta' sufrió heridas, pero logró salir adelante.
Unai es hermano de Ander y miembro de la asociación de ganaderos Upoko-Lupetza, que reúne a una quincena de propietarios que alertan de que el incremento de los incidentes «ha sido excepcional» tras el coronavirus con la afición a recorrer los montes con los perros sueltos y el aumento del censo canino.
También en Urkiola
Y los conflictos aumentan, lógicamente, entre mayo y octubre -cuando el ganado puede pastar en altura- hasta los primeros fríos, antes de que se realice «el vaciado sanitario» para regenerar el terreno. Unai recuerda que hace dos años también tuvieron que sacrificar a una vaca que se rompió las patas tras despeñarse asustada. El año pasado, por ejemplo, otra cabeza de bovino corrió la misma suerte tras ser atacada en Saldropo por una rehala de perros durante una batida. Presentaba mordeduras. «La destrozaron», apunta Ander. Ya en 2019, baserritarras de la zona de Orozko denunciaron la muerte de seis ovejas por culpa de perros sueltos. Unos ataques que, si no existen testigos directos, son difíciles de denunciar.
Los ganaderos recuerdan, por un lado, que los perros no solo espantan al ganado, que se extravía o se despeña, si no que también producen nerviosismo a los animales. «Dejarles sin vigilancia también es peligroso para ellos». Avisan, además, que ya existen carteles que advierten que está prohibido.
La ley de Conservación del Patrimonio Natural contempla como infracción leve, con multas de 200 a 3.000 euros, circular con canes sin correa por espacios protegidos. Los de razas potencialmente peligrosas, además, deben ir siempre con bozal. Y si cualquier mascota produce algún daño, la falta se eleva a grave y acarrea una sanción de entre 3.001 y 200.000 euros. En el II Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Natural de Gorbea también se prohíbe tener perros u otros animales de compañía sueltos en las áreas recreativas de gran afluencia y en las zonas de pasto en el periodo en que los rebaños permanecen en el campo, con la excepción de perros pastores y de caza cuando haya batidas. Lo mismo ocurre en el parque de Urkiola, donde también hay quejas por la presencia de mascotas incontroladas.
La Diputación realizó una campaña en 2022 para poner sobre aviso a los dueños y proteger al ganado y también a la fauna silvestre. La futura ley de Montes extiende la prohibición de llevar perros sueltos por todas las zonas habituales de pastoreo, recreativas o con gran afluencia de visitantes.
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