San Francisco está que arde
El incumplimiento de una orden de alejamiento desencadenó la pelea entre magrebíes y gitanos y la intervención de la Policía el pasado sábado
«Esto está que arde. O acaba él en el cementerio o nos lleva a nosotros. La vamos a tener muy grande», advertía ayer en ... la plaza Corazón de María uno de los implicados en la pelea multitudinaria entre dos comunidades de distintos grupos étnicos la noche del pasado sábado en el barrio bilbaíno de San Francisco. Según los testigos, el origen de la trifulca fue el incumplimiento de una orden de alejamiento. Al parecer, un joven de unos 28 años de origen magrebí, que vive en una lonja ocupada del barrio, había agredido a un chico de etnia gitana de 19 años.
«Vino a por mí con otros tres o cuatro. Porque me agaché, si no me rompe la cabeza», aseguraba ayer este último, que declaró haber eludido un ataque con un tacatá de bebé. «Me da miedo que venga con un cuchillo», admitía con un cigarrillo en una mano y la correa de su perro pastor alemán, 'Tor', en la otra. Desde que empezó a sufrir las amenazas, no sale a la calle sin el can. La víctima denunció al agresor y el juez decretó una orden de alejamiento como medida cautelar.
«Separar y ayudar»
La tensión se mascaba entre los dos grupos hasta que alrededor de las diez y media de la noche del sábado, se prendió la mecha. El hombre sobre el que pesaba la prohibición de acercarse a un joven, se presentó en la plaza Corazón de María «buscándole». «Decía que iba a pinchar a alguien». «Venían a hacer daño a uno de los nuestros y salimos a la calle a separar y a ayudarle», reconocían sus parientes.
Según fuentes policiales, los primeros cuatro agentes de la Policía Municipal que acudieron a sofocar la trifulca pidieron refuerzos tanto a sus compañeros como a la Ertzaintza. Acudieron al aviso una veintena de coches con distintivos policiales. Tres agentes, dos ertzainas y un municipal resultaron heridos de carácter leve en la refriega. Según testigos, uno de los participantes cogió la porra a un agente y le pegó con ella. Los familiares del joven agredido, sin embargo, se quejaban de que la Policía no había distinguido y «pensaba que todos estábamos pegándonos, cuando yo sólo iba a sacar a mi hijo», protestaba una mujer. «Tengo partes médicos de diez familiares con golpes», aseguraba otro. Tres individuos, entre ellos un menor de 17 años, fueron detenidos.
La asociación de vecinos San Francisco Auzoa emitió ayer un comunicado denunciando la «insólita» situación de inseguridad y reclamando «medidas contundentes para librar de delincuencia a esta zona». Se trata de la tercera riña multitudinaria en los últimos meses. Además de cámaras, piden que se persiga el menudeo de droga, a los acosadores sexuales y la ocupación de viviendas. «Que la calle pierda atractivo como punto de reunión de delincuentes».
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