¿Y si no hay empresas para llenar la isla?
En una ciudad que no va a crecer mucho más, el mayor reto es convencer a las compañías de que merece la pena venir aquí
Hay quien piensa que la isla es mejor sitio para trabajar que para vivir. Y no por el riesgo de inundaciones, que en principio está ... conjurado por el hecho de que se vaya a elevar la cota un metro y medio con rellenos. El motivo son los accesos limitados, la ausencia de densidades y vidilla que tienen los vecinos barrios de San Ignacio y Deusto, la falta de metro... unque también puede ser un lugar hermoso, radiante, moderno.
Pero fijémonos en la cuestión productiva. ¿Va a haber empresas suficientes para llenar los 200.000 metros cuadrados reservados a oficinas y firmas de 'bata blanca' en una ciudad que no crece? Porque, claro, se pueden dibujar los planes más ambiciosos, pero si la realidad no acompaña pasa como con la imponente torre de Kutxabank que, finalmente, se quedó en nada porque el banco reculó.
Algo así ocurrió en Abandoibarra, y lo recuerda bien el exalcalde Ibon Areso. «En origen, el suelo entre el centro comercial y el parque iba a ser para una zona financiera». Pero no llegaron empresas interesadas. Así que hubo que cambiar el paso e ir a lo seguro: pisos. Aquel volantazo fue más fácil de lo que sería ahora en Zorrozaurre porque los dueños del suelo eran administraciones públicas.
¿Puede ocurrir algo así en la isla? ¿Y si no hay interés empresarial por ella? Quizás ese sea el principal riesgo. Que Bilbao no tenga la potencia para atraer a todas esas compañías y universidades con las que se quiere insuflar vida al nuevo barrio. Es una posibilidad. Pero una de las obligaciones de las administraciones es hacer apuestas de futuro, recuerda Areso, y esta es una de las fuertes.
La última palabra, al final, la tendrán las empresas. La patronal vizcaína ve el proyecto con buenos ojos. «Puede ser una zona muy interesante para el desarrollo económico. Bilbao se merece un sitio así», analiza Iñaki Garcinuño, presidente de Cebek. Por supuesto, no es lugar para que desembarquen gigantes industriales, pero sí firmas «de bata blanca, vinculadas a la salud, la biotecnología; o a la informática, el diseño...». En fin, las que no requieren de maquinaria pesada.
La idea está bien. Pero, ¿cómo se las atrae a una ciudad como Bilbao? Garcinuño recuerda el papel fundamental de las instituciones. «La Diputación está dando pasos», recuerda, y menciona la fiscalidad como herramienta de seducción. Pero, claro, además hay que ofrecer un techo. Locales. «Yo nunca he dudado de Zorraozaurre como polo de atracción de empresas».
La responsabilidad de las administraciones y las dudas vecinales
Las empresas ya asumen bastantes riesgos cada día como para embarcarse en la aventura de colonizar una isla en medio de la ría. Si van, irán detrás de las administraciones, aseguran desde ámbitos económicos. Es decir, que los poderes públicos deben tener un protagonismo previo en el desarrollo de Zorrozaurre para que los privados se lo crean. ¿Cómo? Con iniciativas como el centro de emprendimiento que la Diputación se llevará a la torre del BBVA y que, según muchos, habría encontrado un ecosistema más adecuado en el nuevo barrio.
En los mismos ámbitos se echa en falta más implicación del Gobierno vasco, ya sea integrando el parque tecnológico urbano de Zorrozaurre en la red de parques de Euskadi, ya sea comprometiendo implantaciones de centros como Tecnalia. En cualquier caso, siendo más visible. Porque, hoy por hoy, da la impresión de que el Ayuntamiento está un poco solo en toda esta aventura.
De hecho, parece que ni los vecinos de Bilbao se creen mucho lo de Zorrozaurre. Quizás sea porque ya son muchos años hablando de ello. En la última encuesta municipal que analiza las inquietudes de la ciudadanía, fue el proyecto menos valorado, por detrás de la estación de Termibus, el soterramiento de las vías en Zorroza, la obra del TAV en Abando y el Euskal Museoa.
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