¿Por qué los maniquíes de Bilbao dan tanto miedo?
Los figurines sin ojos, boca, nariz, orejas y con las piernas cortadas aterrorizan para no desviar la atención de la ropa, el objeto a vender
¿Se acuerdan de aquellos maniquíes, masculinos y femeninos, con melenas al viento y cargados con todo tipo de accesorios? Olvídenlos. Al menos en Bilbao. ... Han pasado a la historia. Los figurines de hoy dan, reconozcámoslo, mucho miedo. Han perdido su esencia humana y parecen fantasmas. ¿Qué digo fantasmas? Son aún más terroríficos. Verdaderamente monstruosos.
Cuentan que el legendario actor Lon Chaney solía decir que no hay nada más aterrador que suene a media noche el timbre de tu casa, abras la puerta y te aparezca un payaso. ¿Se imaginan? Mejor no. Pero en Bilbao, de un tiempo a esta parte, da como yuyu pasear por las calles y desviar la mirada a los escaparates. Para echar a correr. Da igual que los maniquíes sean infantiles o reproduzcan cuerpos adultos.
En la tienda de Michael Kors, en el corazón de la Plaza Moyúa, lucen sin el tronco. De aspecto metalizado, recorres con la mirada las piernas de la modelo (antepongo el artículo femenino porque aparece junto a un bolso de mano de mujer) hasta descubrir que se muestra sin el tronco. Que esas piernas acaben antes de lo previsto suscitan desconcierto. Otras veces te recorre un escalofrío al ver que les cortan las piernas.
Atroz. Igual que ver maniquíes sin ojos, orejas, boca y nariz, Son todo cara. Como los que aparecen en la tienda sevillana de Álvaro Moreno de la Gran Vía. A veces se muestran sin cabeza, que es el no va más, como en los escaparates de Massimo Dutti de la Gran Vía. Algunos figurines, hechos de trapo, evocan a los espantapájaros que los campesinos vestían con ropas viejas para ahuyentar a las aves de sus cultivos.
¿Provocadores o realistas?
En los tiempos que corren la moda muestra su aspecto más transgresor y provocador. Da la sensación de que no tuviera otro objetivo que llamar la atención, sea como sea, para vender la mercancía que se trae entre manos. Hablando de manos, tiene su punto tenebroso la extremidad tatuada que se exhibe en una esquina de la lujosa joyería Suárez. Esta tendencia no parece tener fin. Viendo cómo pintan las cosas, esperemos no asistir a un inminente festival de casquería.
Pero ¿cómo y de dónde surge esta tendencia, para algunos, tan gore? Ali, dueño de Idrisi, dueño de la tienda de lujo de Particular de Estraunza, aclara que esta corriente no es nueva y que lleva ya mucho tiempo en boga. Sin embargo, no se había manifestado con la intensidad de ahora. El empresario incide en que el objetivo no es otro que dirigir toda la atención al artículo. Hay que dar todo el protagonismo a la ropa.
Señalan los expertos que los maniquíes sin cabeza son perfectos para las tiendas que tienen una altura limitada del techo. Están hechos de fibra de vidrio y vienen en diferentes formas, tamaños, poses, colores y acabados. El cuello generalmente es largo y recto, y su construcción de fibra de vidrio asegura la durabilidad durante largos períodos de tiempo. Se pueden usar para exhibir cualquier tipo de prendas porque no expresan ninguna emoción y, por supuesto, representan a ambos sexos.
Los maniquíes fantasmas, también conocidos como maniquíes de fotografía o invisibles, resultan fantásticos para los fotógrafos o especialistas que dejan rienda suelta a la imaginación. Cada vez más populares, se centran estrictamente en el cliente, que puede imaginar cómo se ve la prenda de vestir sin que el resto del maniquí los distraiga.
Sin cabeza y extremidades troceadas, Rafael Gardeazabal, presidente de bilbaoDendak y dueño de la sastrería Derby, opina que los nuevos tiempos conducen a que el maniquí pase desapercibido y evitar desviar la atención. Por eso cada vez será más difícil encontrar figurines con un sonrisa en los labios. «Vamos hacia la eliminación de todo tipo de gestos para dar el protagonismo a la ropa. Es el look lo que importa, no el modelo». Aunque sea a costa de meternos el miedo en el cuerpo a todos los que transitamos tranquilamente por las calles de Bilbao. Es lo que toca con estos seres inanimados tan extraños.
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