Los perros bilbaínos se limpian en servicios de autolavado
No hay ciudad del país donde los dueños de mascotas mimen tanto a sus canes como aquí
En Bilbao los muy perros viven a cuerpo de rey por cómo les tienen de limpios y bien peinados. Casi todos los canes entran a ... regañadientes a las bañeras 'públicas', pero dar gusto verles cómo salen al final del ... ¡autolavado! Impecables, elegantes, tranquilos y, lo más importante, muy higiénicos. Lucen como unos gallos. Joaquín Bermejo acertó de pleno hace cuatro años al poner en marcha en la calle Ribera una lavandería al uso, la misma en la que lavar edredones, cortinas y todo tipo de ropa, junto con un autolavado de perros. ¿Por qué desriñonarse aseando a las mascotas en casa?, pensó.
Pues eso, no se piensen que los animales corren peligro con este servicio. No se trata de encerrarles en lavadoras, centrifugarlos y ponerlos a girar toda máquina. «Sufrirían mucho estrés, como pasa en algunos sitios. Entrarían una vez, pero la segunda saldrían corriendo a toda mecha y no volveríamos a verlos nunca más. Estas máquinas son como una bañera elevada. Lavas a tu perro en una posición en la que no sufren los riñones. Es cómodo para los dueños y para las mascotas», explica.
El uso de este servicio es de lo más sencillo. Las cabinas incorporan dos mosquetones para «amarrar» a los chuchos y evitar que se puedan mover o irse a los lados. ¿Resultado? El perro se relaja. Tanto, que no se mueve. «Los clientes ponen la mano de obra y nosotros, la maquinaria. Cuenta con 4 funciones: lavado (incluye champú), aclarado, desparasitado y secado. Dispone también de una zona para el cepillado en una mesa alta con correa en caso de necesitarla. «El secador es ... súper potente. No tiene nada que ver con los de casa, que son como molinillos de café al lado de estos. Son tan potentes que el perro se seca muy rápido».
Desde caniches a mastines
Por esta lavandería pasan perros de todos los tipos. Desde un caniche a un mastín. «Como si te quieres traer una oveja, eso es lo de menos. Se puede lavar cualquier mascota, aunque el servicio está enfocado, sobre todo, a los perros, porque es lo que más hay. Lavar un perro en casa es un horror porque te lo pone todo perdido. Por no hablar de la cañería. Los pelos de los perros son como alfileres que se clavan en las cañerías y al final te toca llamar al fontanero». Con este sistema, uno se libra de engorros de toda clase: «Las máquinas tienen un filtro de decantación en el desagüe y todos los días sacamos bolas de pelo de hasta 2 kilos. Se acumulan en el filtro para que no vayan al desagüe general y lo estropee».
Si algo tiene este servicio que tanto triunfa en Bilbao es que el autolavado mantiene bajo el agua a los canes menos de un cuarto de hora. Concretamente, 13 minutos. «Si se siguen bien las instrucciones, da de sobra hasta para lavar un perro enorme. Y si no te da tiempo a secarlo, puedes meter 1 euro más».
Porque el precio es otra de las bazas. Por 4 euros, las mascotas quedan como un jaspe de limpias. «Tiene que ser barato. Si hubiera que realizar un desembolso muy grande, la gente llevaría a sus animales a una peluquería canina. Si vas a pagar 30 euros, por eso dinero, tienes gente que te lo hace», explica Bermejo, que destaca la «fidelidad» de la clientela. «El que lo prueba no vuelve a lavar a su perro en casa nunca más. Así de rotundo».
¿Cada cuánto tiempo es aconsejable lavar a un perro en este servicio? «A ver, depende de si lo llevas mucho al monte o a la playa. Si te viene lleno de porquería, lo tienes que lavar aunque no quieras», afirma Bermejo. La clientela, normalmente, acude cada 15 o 20 días. «Otra cosa es que se te moje, huela mal o se te reboce en un jardín o encima de una caquita, que es muy habitual en los perros. Entonces, te toca hacerlo más a menudo porque el perro está más sucio».
Aunque salgan relucientes, la mayoría de animales pone muy malas caras cuando tienen que pasar por la ducha. «A los perros no le gusta que los laven. Si hay un charco, les encanta meterse en ellos, pero lo de lavarse... A poquitos les entusiasma», insisten sus dueños. «Al final, se resignan. Entran, ponen mala caras, pero les toca lavarse. No queda otra».
Casi todas las mascotas suelen desfilar los fines de semana por el autolavado. Así que las colas que se forman suelen ser de aúpa. Mientras aguardan la espera, los dueños de mascotas suelen hablar de todo o casi todo. Suele ser muy recurrentes las conversaciones en las que agradecen librarse de los salpicones. En el Lavado de Mascotas Autoservicio P. Zabalburu, antes de la pandemia, los clientes lucían delantales impermeables que se han retirado temporalmente por motivos de seguridad. «Nos traemos uno de casa o un chubasquero de plástico, si el perro es muy revoltoso. Si no, no hace falta nada».
No se sabe quién sale más contento si los animales o sus dueños al final de esos 13 minutos. «El autoservicio es excelente. ¡Está muy bien! Hay dos bañeras para los más peludos», revela Ainhoa. «Lo único que falta es que haya una escoba o algo para recoger los pelos de los perros y quitar un poco el agua del suelo. Por lo demás, lo recomiendo por barato y bueno», ratifica Esme. «Es una buena bañera para perros grandes», insiste Adolfo. «Muy bien montado y fácil de seguir las instrucciones», apostilla Lander. «Lavandería muy limpia», remata Asier.
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