«Yo no ronco, respiro con alegría»

La moda de las servilletas con mensaje vuelve a irrumpir con fuerza en las barras de los bares de Bilbao tras la pandemia

Viernes, 6 de mayo 2022, 01:18

Parecía que podía tratarse de una moda efímera, pero qué va. Las servilletas con mensaje han recuperado un enorme auge tras la pandemia. Con un ... poco de suerte, las encontrarán en su bar favorito. En Bilbao son legión los establecimientos que tiran de una tendencia imperante en bares de toda España en los años setenta. Jamás creímos que pudiesen convivir con los nuevos tiempos. A muchos nos parecía algo kitsch, pero, ¡ay!, lo que puede la nostagia.

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Los lemas, hay que reconocerlo, son muy divertidos. Jamás hacen sangre o reparan en asuntos feos. Todo lo contrario. Están hechos para que la gente se divierta, eche unas risas y vaya por la vida con otra cara y otro talante. Ayudar, ayudan. Bien que lo saben en el San Marcos de Alameda de Recalde, donde el servilletero es un pozo de buena filosofía.

Mientras uno tira de cañas, lee 'Yo no ronco. Respiro con alegría'. Y es en esos momentos en que estás pegado a la barra cuando descubres que, quien más, quien menos, todo el mundo respira o casi todos respiramos con alegría. Y, claro, te levantas de la silla la mar de feliz. En tiempos en que los libros de autoayuda barren en ventas y muchos sueñan con tirarse en el diván, otra veces te recuerdan que 'Se escribe KARMA y se pronuncia jajaja'. Y dices, pues sí. Qué razón tienen aquellos que piensan que, como al calor del amor en un bar, no se está en ningún otro sitio. Algo que, por otra parte, sabíamos desde hace mucho tiempo.

Mi abuela es la mejor cocinera del mundo

En los restaurantes, donde uno saliva que da gusto, hay servilletas que da gusto ver. '¿Alguien ha perdido EL APETITO? Creo que lo tengo yo', sale de la boca de un pequeño cerdito sonriente. Otras veces, un simple papel, porque en estas la tela luce por su ausencia, nos advierten de que el paso por los bares ayuda a socializar mucho más y mejor que cualquier paseíto, pongamos por caso, por Facebook, Instagram o cualquier plataforma digital. 'Estás en la mejor red social, una mesa con amigos'. Ante sentencias de este tipo solo cabe aceptar el sí como respuesta.

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O igual que cuando estás dando el último bocado al pintxo de tortilla y te limpias el morro con una servilleta que te subraya una verdad como un templo: 'Yo también creo que mi abuela es la mejor cocinera del mundo'. Metidos en harina de otro costal, se puede quedar de cine si le pasas a tu pareja la servilleta en la que se puede leer 'De todas las aventuras que he vivido tú eres mi favorita'.

En ocasiones, nos enfrentamos a verdades como puños. 'Visto lo visto, hacerse el tonto es lo más listo' o 'Sin mí, no soy nada'. Por lo que se ve, hay donde elegir.

Para los hosteleros bilbaínos, esta moda, de aires muy vintage, no es flor de un día, ya que creen que ha venido para quedarse. Solo la pandemia parecía haberla puesto en entredicho. Antes de que el virus irrumpiese en nuestras vidas, el muestrario de frases que se podían memorizar en las barras era interminable. 'Estoy sentado en silencio, pensando en ti a gritos', 'La sonrisa es una línea curva que lo endereza todo' y 'La alegría es gratis, llévala siempre contigo', 'Las princesas también se cansan de tanto cuento', 'Solo tu colchón conoce el peso de tus sueños', 'Sin ti soy mucho, pero contigo soy más', 'Los ataques siempre de risa... por favor', 'Soñar no cuesta nada, lo que cuesta es levantarse' y 'Recíclate, reinvéntate, pero, sobre todo, quiérete mucho. Eres una edición limitada', 'El primer amor no siempre llega en orden', 'Planta un árbol y estará sembrando conciencia'...

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En esas estamos de nuevo.

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