El plan de Arcelor para la ACB apunta a la bajada del salario y la reducción de plantilla
El comité advierte de que no negociará si la empresa pretende recortar los sueldos o realizar despidos
José Luis Galende
Viernes, 6 de mayo 2016, 22:02
El futuro de la Acería Compacta de Bizkaia, la ACB de Sestao, se complica. La dirección de ArcelorMittal hizo ayer algunas precisiones sobre su plan ... para recuperar la actividad en la planta vizcaína a partir de julio durante los fines de semana que desvelan, sin lugar a dudas, su intención de plantear un severo recorte salarial. Y todo apunta que así lo hará cuando se reúna en los próximos días con el comité de empresa para entregarle las condiciones que deberán acompañar la reanudación de la producción. Además, aunque en ningún momento expresa o admite que entre ellas vaya a estar una reducción de la plantilla, compuesta por más de 300 empleados, los términos de las declaraciones que ayer hizo su portavoz caminan en esa dirección.
La empresa anunció mediante un comunicado el jueves por la noche que la condición para reanudar la producción será «acometer una decidida optimización de toda la estructura de costes, que requerirá el compromiso de todas las partes para poder llevarla a cabo». Unas horas después, ayer por la mañana, aclaró en parte el alcance de ese genérico requisito al precisar que será necesario «adecuar la estructura organizativa» a la producción de entre 10.000 y 12.000 toneladas al mes que ha planteado, una quinta parte de lo que fabricaba antes del parón temporal iniciado en febrero. Su portavoz especificó que «el coste de la mano obra» debe ser reducido, ya que es «importante» dentro de la estructura general de gastos.
La misma fuente agregó que es necesaria una rebaja «muy significativa» de los costes fijos si se quieren adecuar estos al nuevo programa de actividad que se propone negociar con la plantilla en este mes de mayo y en junio. Si este recorte de los costes fijos no se hace, precisó, «los números no van a salir».
Los trabajadores de Zumarraga rechazan el traslado
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Los trabajadores de la planta de Arcelor en Zumarraga, reunidos ayer en asamblea, votaron en contra del plan de recolocación y las medidas compensatorias presentadas el pasado miércoles por la empresa como única opción que la multinacional contempla al cierre de la acería guipuzcoana. La plantilla rechazó ayer esa salida y respaldó al comité de empresa en su objetivo de seguir con las negociaciones y plantear nuevas alternativas, aunque el periodo de consultas ya ha sido dado por concluido por la compañía.
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El próximo jueves los representantes de los trabajadores comunicarán en una nueva cita a la compañía su rechazo a las reubicaciones y propondrán, según confirmaron fuentes del comité, nuevas propuestas que esperan que puedan ser consideradas por los portavoces empresariales.
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El proceso se encamina hacia otra semana clave, dados los importantes hitos que se celebrarán los próximos siete días. El centro de atención pasará a la reunión confidencial en la que se darán cita el lunes el Gobierno vasco, la Diputación de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Zumarraga y los representantes de ArcelorMittal Europa, con el máximo responsable de la multinacional en el Viejo Continente, Augustine Kochuparampil.
La Acería Compacta tiene una serie de partidas en las que no son posibles los recortes: el gasto en chatarra, la materia prima utilizada, que tiene cotización internacional, y la electricidad, según argumenta la dirección. En esas circunstancias, la empresa solo puede actuar sobre aquello que sí depende de su gestión: el «importante coste salarial».
Ahora bien, este coste puede recortarse por dos vías, una bajada de la retribución o una reducción de plantilla, una opción esta sobre la que la empresa no se pronuncia explícitamente pero que tampoco excluye del capítulo de la estructura organizativa que se propone «adecuar». Otra opción podría ser actuar en ambos frentes a la vez.
Posición «muy clara»
Si el planteamiento de la empresa conocido el jueves por el comité ya había despertado la suspicacia e inquietud entre sus miembros, las consideraciones que hizo ayer la dirección de la compañía vinieron a justificar los recelos con que fue recibido. El presidente del comité, Juan Carlos Díez (CC OO), advirtió en declaraciones a EL CORREO que no entrarán a negociar «si la empresa pretende bajar los salarios o despedir a trabajadores». Una posición, apostilló, que «tenemos muy clara».
No obstante, la falta de precisión de las intenciones de la empresa conocidas hasta ahora le impide «entrar a valorar» la actual situación. Por ello, el comité esperará a la reunión que se celebrará en los próximos días -el anuncio de una cita para el día 12 por un delegado sindical no ha sido confirmado desde la compañía-, cuando conozca de primera mano las condiciones que quiere negociar con los trabajadores.
La desconfianza sobre los planes de la dirección es tal que el sindicalista apuntó que, «en estas condiciones, igual no es una buena noticia la reapertura de la fábrica». Argumentó que con la reanudación del trabajo dos fines de semana de cada mes -tiempo necesario para producir las 10.000 o 12.000 toneladas mencionadas por la compañía-, «estamos muy lejos de una actividad regular». En esas circunstancias, «estaríamos condenando a la planta a caminar por el filo de la navaja, aunque el plan social que presente Arcelor sea positivo».
La consejera de Industria, Arantxa Tapia, dijo ayer en el Parlamento que estamos en unas semanas «críticas» para las plantas de ArcelorMittal de Zumarraga y la ACB, por lo que pidió «la máxima prudencia» para no generar «expectativas falsas». A su vez, el diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, valoró el proyecto de reanudar la actividad los fines de semana, aunque no lo ve «suficiente». En su opinión, si es viable producir esos dos días, debería serlo también hacerlo el resto de la semana.
Por otra parte, la multinacional presentó ayer los resultados del primer trimestre del año, que revelan una reducción de las pérdidas de un 43% para colocarse en 365 millones de euros. La facturación bajó en un 21,7%, hasta los 11.752 millones, en tanto que el Ebitda alcanzó 813 millones, un 32,7% menos. El beneficio operativo fue de 241 millones de euros, lo que supone aproximadamente la mitad que el logrado en el curso del primer trimestre de 2015.
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