Sólo 270.000 trabajadores deciden sobre las condiciones laborales en Euskadi
La participación en las elecciones sindicales en los últimos cuatro años apenas representa el 38% de los más de 700.000 asalariados
José Luis Galende
Lunes, 14 de marzo 2016, 02:34
Más de la mitad de los trabajadores vascos están marginados de las decisiones que adoptan sindicatos y empresarios en la negociación colectiva y que, de ... una forma directa o indirecta, terminan afectando a sus condiciones de trabajo y de vida. En concreto, los datos de elecciones sindicales al cierre del año pasado revelan que solo 268.582 trabajadores -apenas un 38%- participaron en los comicios de los últimos cuatro ejercicios para elegir a sus representantes ante la empresa, de un total de más 700.000 asalariados. En muchos casos esa marginación del proceso de elecciones de representantes es voluntaria, pero, en la mayoría, lo cierto es el que sistema no prevé la participación en el proceso de amplios colectivos.
En los últimos cuatro años, un total de 4.831 empresas con 5.657 centros de trabajo han convocado elecciones sindicales, con un total de 394.460 electores. La abstención fue del 32% , lo que supone elevar en más de dos puntos la registrada en el año 2006, antes de que arrancara la actual crisis, según recoge un pormenorizado estudio del Consejo de Relaciones Laborales de Euskadi, el CRL.
Las centrales nacionalistas consolidan su hegemonía
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El periodo de concentración de elecciones sindicales que tuvo lugar hasta bien entrado 2015 confirmó el predominio de ELA en el panorama sindical vasco, con 6.338 delegados, el 40,06% del total, una cifra que la convierte en una fuerza imprescindible para la negociación de la mayoría de los convenios sectoriales, que hasta hace poco eran los que regulaban las relaciones laborales de la gran mayoría de los trabajadores vascos. Y si a esa posición de privilegio se le añade el 18,98% logrado por LAB -la fuerza que más ha crecido en los últimos cuatro años-, la presencia de los sindicatos nacionalistas en el mercado laboral de la comunidad se convierte en hegemónica.
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CC OO logró mantenerse por encima de la barrera del 19% -es el segundo sindicato vasco- y UGT registró una nueva caída que la colocó en el 10,88%, a menos de un punto de perder la condición de central más representativa en Euskadi.
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Al finalizar el año pasado, ELA tenía su mayor cuota de representación en Gipuzkoa, con el 43,36%, mientras que en Bizkaia alcanzaba el 39,84% y en Álava, el 34,61%.
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Comisiones tiene su mayor implantación en Bizkaia, con el 21,99%, y la menor en Gipuzkoa, con el 14,47%. A su vez, LAB ha logrado su mejor resultado entre los trabajadores guipuzcoanos, con el 28,28%, donde concentra más de la mitad de sus delegados de la comunidad autónoma. Y UGT tiene su plaza fuerte en Álava, donde es la tercera fuerza sindical, con el 17,32%, más del triple que el 5,69% de Gipuzkoa.
En el caso de las empresas, las estadísticas del Eustat indican que en la comunidad autónoma vasca hay unas 17.000 (casi 21.000 centros de trabajo) con seis o más trabajadores, que son las que tienen derecho a realizar comicios sindicales. Juntas suman más de 600.000 asalariados. Es decir, solo un tercio de las compañías con derecho a hacerlo eligen delegados y comités.
Los comicios sindicales no solo designan a los representantes de los trabajadores ante sus empresas, sino que también son el método que mide la participación institucional de las centrales y el acceso a las subvenciones públicas para que cumplan con la responsabilidad que tienen asignada por la legislación vigente -entre otras, la negociación de los convenios colectivos-. No obstante, existe otra fórmula que contribuye a medir la representatividad y que estuvo a punto de ser aplicada hace años en la Ertzaintza, que es la de la afiliación. Si un trabajador asalariado no está ni en uno ni en otro colectivo, quedará al margen de las pequeñas y grandes decisiones que van a afectar a sus condiciones laborales.
Uno de los problemas que tienen decenas de miles de asalariados para tomar parte activa en la democracia laboral es que hay varias causas que les impiden participar en los comicios sindicales. Una de ellas es la de pertenecer a una empresa de menos de seis trabajadores. La legislación no permite la celebración de elecciones en esos centros de trabajo y en Euskadi, según las estadísticas del Eustat, hay, por ejemplo 155.000 centros que suman más de 250.000 trabajadores que tienen en sus plantillas de 1 a 5 personas, aunque poco más de 100.000 son asalariadas.
Nadie convoca
Pero aun teniendo la facultad legal de celebrar elecciones sindicales, en la mayor parte de los centros de trabajo de 6 a 49 trabajadores -suponen más de 18.000 establecimientos en el País Vasco con 266.000 personas-, no se celebran porque no hay ninguna central que las convoque. De esta forma, a pesar de que este tipo de centros suma casi la mitad (el 45%) de los empleados con derecho a elegir sus representantes, sólo han designado 5.643 de los 16.999 existentes en la comunidad autónoma (el 33%), y ello pese a que sus delegados son más baratos en número de votos.
Por último, en un mercado laboral en el que priman los contratos temporales de corta duración, los trabajadores con menos de un mes de antigüedad en la empresa no tienen derecho a voto en los comicios, lo cual deja a muchos fuera, máxime si se tiene en cuenta que las elecciones se celebran cada cuatro años. Es decir, un asalariado puede estar dos o tres años en una compañía y no tener opción a elegir a sus representantes.
Todo esto ha llevado a que en algunos casos un sindicato haya logrado menos votos en los procesos electorales que afiliados tiene. El más claro es el de UGT, que ha obtenido unos 31.000 votos y cuenta con más de 34.000 afiliados. Y las otras tres centrales mayoritarias no se han alejado mucho de la cifra de sus cotizantes: ELA, entre 90.000 y 95.000 votos, y CC OO y LAB, en torno a los 50.000 cada una.
Esta limitada presencia de los asalariados en el sistema de la negociación de convenios colectivos se ve agravada por las dificultades para actualizar estos acuerdos laborales en la comunidad autónoma vasca, un territorio donde cada vez se depende más de los que se negocian a nivel nacional.
Y ello tanto porque las sucesivas reformas laborales han favorecido esta circunstancia como por la inacción o la estrategia de algunas centrales en los procesos negociadores. De esta forma, en Euskadi hay más de 400.000 asalariados con su convenio pendiente de renovar o decaído, mientras que menos de 140.000 (el 25%) lo tiene actualizado.
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