Los merenderos del Duranguesado, entre el deterioro y falta de civismo
Los asadores rotos en Iurreta y la retirada de las barbacoas en Izurza debido a su mal uso reflejan el declive de los espacios públicos para el ocio en la comarca
El verano invita a salir al monte, encender una barbacoa y compartir mesa al aire libre. Pero en el Duranguesado, son muchos los que se encuentran con una realidad diferente: varios de los merenderos públicos, antaño cuidados, hoy están abandonados, maltratados o directamente desaparecidos.
El caso más evidente es el de Arriandi, en Iurreta, uno de los más frecuentados por los habitantes de Durango y alrededores por su cercanía con la urbe. Las barbacoas que allí se reparten están visiblemente destrozadas: rotas, ennegrecidas y prácticmente inservibles. Ninguna conserva ya las parrillas metálicas que deberían permitir cocinar con seguridad. A cambio, lo que se ve son restos de ladrillos, piedras colocadas improvisadamente y montones de ceniza.
«Ya no se puede venir aquí a hacer un asado como antes», lamenta Judith Flores, una vecina de Abadiño. «Las últimas veces, hemos llevado la comida hecha de casa; no obstante, no es lo mismo», añade. Del mismo modo, el lago artificial, que aportaba frescor y belleza al entorno, actualmente está totalmente seco, cubierto de hojas secas, barro y basura. A escasos metros, otro merendero más pequeño —posiblemente menos conocido, pero igualmente utilizado por los que quieren huir de las zonas más concurridas— se encuentra en un estado incluso peor. «Hace años esto era un sitio tranquilo y bonito. Ahora da pena», apunta un senderista habitual, que ha preferido no dar su nombre. «Parece que se han olvidado de que la gente lo usa», agrega.
Daños y soluciones
El alcalde de Iurreta, Oskar Koka, admite el deterioro del área recreativa, aunque insiste en que el verdadero problema es el vandalismo. «Las parrillas no desaparecen por falta de mantenimiento, es que nos las roban», afirma. También anuncia que el estanque será retirado porque resulta «imposible de mantener». Pese a que se han instalado baños y se limpia dos veces por semana, lamenta la falta de civismo. «Hay contenedores cerca, sin embargo, muchas personas no los usan». Sobre la otra zona habilitada, avanza que se renovarán los bancos de piedra, aunque con miedo. «Tememos que los destrocen como hicieron con los asadores, que los rompieron a mazazos», asegura.
Esta no es una situación aislada. Lo que antiguamente fue una pequeña área con mesas y barbacoas en Izurza, hoy en día ha quedado únicamente como parque infantil. «El lugar sigue existiendo, pero ya no puedes hacer una comida en grupo aquí, porque solamente han dejado los columpios», se queja Ane Fernández, vecina de Berriz.
La alcaldesa de Izurza, Oihane Irastorza, explica que las instalaciones para asar en la campa se retiraron por «el mal uso y la acumulación de basura». Desde que el espacio se reformó, la actitud «ha mejorado», aunque persisten los problemas con los residuos en días de mucha afluencia. Por ello, pide «respetar las indicaciones de los carteles, no hacer fuego y usar las papeleras y contenedores».
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