La desescalada coincide con un rebrote de los robos y hurtos en Bizkaia

Uno de los principales indicadores de esta nueva situación son, según las fuentes consultadas, los robos en coches. No hablamos de sustraer vehículos como tal, sino de lo que hay en su interior. Los ladrones rompen una luna del coche y se llevan lo que encuentran, normalmente de madrugada, cuando apenas hay gente en la calle. «En algún caso apenas se han llevado unas pocas monedas que había a la vista. Costaba más el cristal que todo lo que había dentro», explica un ertzaina.

También se está constatando en las últimas semanas un repunte en los robos en establecimientos y en la calle, como el que sufrió hace unos días en Bilbao una señora que salía a dar un paseo en su franja horaria. El tráfico de drogas a pequeña escala también se empieza a percibir con más fuerza que hace unas semanas en el entorno de la calle San Francisco. De hecho, el pasado miércoles la Policía Local detuvo a un individuo cuando supuestamente se disponía a vender cocaína a un cliente. Esa misma jornada se arrestó asimismo a dos personas acusadas de tratar de «ocupar una vivienda» y a otras dos por atentado contra la autoridad.

Este rebrote de la delincuencia se explica por diversos factores. Para empezar, se debe tener en cuenta que los delitos cayeron en picado en las primeras semanas del confinamiento, cuando básicamente sólo se podía salir a la calle para ir a trabajar o al supermercado. En esos primeros días del estado de alarma los controles policiales fueron «más estrictos» -insisten los mismos medios- y eso se tradujo en una escasa presencia de personas en la calle. Y, por extensión, en una drástica caída en el número de delitos, sobre todo en los robos en las viviendas. Por ejemplo, entre el pasado 14 de marzo, cuando Pedro Sánchez activó el estado de alarma, y el día 27, la criminalidad se desplomó en Euskadi en más de un 80%, según los datos facilitados por el Departamento de Seguridad.

Partiendo de esa base, es «lógico» que empiecen a crecer los delitos, insisten las mismas fuentes. Diversos policías insisten en el contexto de precariedad económica de estos delitos, cometidos muchas veces por personas que «vivían al día» y que han sufrido una «drástica caída» de ingresos durante la cuarentena. De hecho, estos mismos medios inciden en la importancia de que no hayan subido de forma semejante los robos en viviendas, que normalmente suelen ser cometidos por bandas especializadas.

El experto en seguridad César Charro, considera que los robos están más vinculados al «oportunismo». En estos momentos, en los que cada vez más gente tiene derecho a estar en la calle, «hay más relajación» general y los controles policiales son más complicados. «No se puede pedir la documentación a todo el mundo. Y además son delitos sencillos y a las noches apenas hay nadie en las calle», incide.