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Veselin Vujovic, mito del balonmano y seleccionador de Eslovenia.
Balonmano

El maestro de las seis banderas

Veselin Vujovic, un mito del balonmano y hoy entrenador del Zagreb y seleccionador de Eslovenia, sigue declarándose yugoslavo, un país que no existe

robert basic

Sábado, 23 de enero 2016, 01:02

El Europeo sigue su curso y mañana se verá un partidazo entre España y Dinamarca, una auténtica delicia para los sentidos y que habrá que saborear en toda su intensidad. Pero más allá del arte que derrocharán en la pista los nórdicos y los 'Hispanos, hoy quiero acordarme de un hombre que ya no está en Polonia. Hablo de un mito del balonmano mundial que siente nostalgia de los tiempos pasados y añora su desaparecida Yugoslavia. Veselin Vujovic se presentó en la cita como seleccionador de la talentosa Eslovenia (Cetinje, Montenegro, 55 años) y no pudo pasar de la primera fase. Perdió en su grupo contra Suecia y Alemania y empató contra los chicos de Manolo Cadenas, que salvaron el pellejo sobre la bocina. Sus equipos juegan bonito también entrena al Zagreb, defienden con pasión y se parten el alma en la cancha. Es lo único que les exige, que se dejen la piel por el escudo que defienden. Él lo hizo por su desaparecido país, que sigue anidando en su memoria de apátrida.

Porque Vujovic se sigue declarando yugoslavo, un país que murió desangrado en la década de los noventa. «Soy montenegrino, estuve cinco años en Macedonia, entrené a la selección serbia, ahora estoy con la eslovena y trabajo en Croacia, pero me siento siempre yugoslavo». Vive el balonmano con pasión y trata de contagiársela a sus jugadores, que le guardan un respeto reverencial. No es para menos porque cuando les habla lo hace un hombre que ha ganado prácticamente todo a nivel de clubes y de selección, desde los Juegos pasando por Mundiales y Copas de Europa. Cuando pedía tiempo muerto en Polonia se dirigía a los eslovenos en un idioma que antes se denominaba serbocroata ahora cada uno lo llama según el país en el que está y todo el mundo le entendía. Los lazos, aunque rotos, siguen ahí. Y le gusta, le recuerda a épocas más felices.

«Seríamos imbatibles»

Fue sin presión al Europeo y, tras perdonar la vida a España, su Eslovenia no pudo en el duelo decisivo con Alemania. «Quiero que salgamos de aquí como un equipo duro, unido», lanzaba en unas declaraciones recogidas por el diario 'Marca'. Se quedó a las puertas de la segunda fase y ahora volverá al banquillo del Zagreb, donde al principio le recibieron con indiferencia y ahora disfruta del calor de las gradas. «En mi primer partido me recibieron con mediana frialdad. En el último encuentro de la Champions de la pasada temporada contra el Barcelona rememora, 16.000 personas se levantaron para aplaudirme. Estoy orgulloso de ello».

Y lo está porque comparten su pasión por el balonmano y porque Vujovic no hace distinciones entre las repúblicas nacidas a raíz de la desintegración de Yugoslavia. Las quiere a todas por igual y las siente suyas, independientemente de llevar en el bolsillo pasaporte serbio, trabajar en Croacia y dirigir a Eslovenia. Receta tolerancia y respeto y sostiene que el problema no está en la calle ni en los pabellones, sino en los despachos. «Se organizó una liga balcánica de balonmano (SEHA) y en cuatro años no hubo ni un incidente entre la gente. Los problemas los crean los políticos, no los pueblos». De los 16 combinados nacionales que acudieron a Polonia cinco procedían de su extinto país: Serbia, Croacia, Eslovenia, Macedonia y Montenegro. Y no estuvo Bosnia porque le faltó un gol para clasificarse. ¿Qué pasaría si se volvieran a unir para presentarse en un Europeo bajo la misma bandera? El maestro Vujovic lo tiene claro. «Seríamos campeones con mucha diferencia. No habría ninguna selección que pudiera competir contra esa Yugoslavia hecha con estos jugadores. Sería imbatible». Palabra de un genio.

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