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Marc Gasol, durante un encuentro de esta temporada.
Análisis de la nba

Gasol II, El Emperador

El pívot catalán guía a un equipo feo, fuerte y formal, un grupo a imagen y semejanza del rigor que muestra su líder

Ángel Resa

Miércoles, 7 de diciembre 2016, 11:39

Bien podría dedicar esta columna semanal sobre la NBA a Klay Thompson, el formidable escolta de los Warriors que ha anotado recientemente 60 puntos en 29 minutos. Se trata del mismo fenómeno, el Zape de la pareja exterior que forma con el celestial Stephen Curry, que ya metió 37 en un solo cuarto la temporada anterior. O quizá Willy Hernangómez, ala-pívot novato de los Knicks, se postularía con méritos para ocupar este mismo espacio destinado a la Liga norteamericana. El exjugador residual del Real Madrid apunta en Nueva York las virtudes ofensivas de un chico con auténticos movimientos en el poste bajo, esa maravilla en peligro de extinción. Hace pocos días logró una canasta después de dos reversos sutiles y hermosos que, además de marear a su marcador, reverdecieron el baile del claqué. Pero este artículo viene a rendir homenaje, otra vez más, a Gasol II El Emperador, el hombre sobre el que pivota Memphis, un equipo construido a la imagen seria y la semejanza absoluta del cinco catalán.

Hasta diez hombres componen esta temporada la legión española en la tierra nueva de Donald Trump. Y sobre todos ellos vuelve a emerger la figura rotunda de Marc, ese tipo que salta poco, corre a su ritmo, sabe qué hacer en cada momento y lleva el baloncesto en el hueco amplio que va de una sien a la otra. Su persistente regularidad reabre el debate en torno al mejor pívot del mundo. Para algunos, el poste de Sant Boi; según otros, el talento inmenso de DeMarcus Cousins, todo un catálogo de calidad a quien le falla esa cabeza que distingue al hermano de Pau. Gasol II acredita, con un cuarto del torneo regular ya cumplido, 19 puntos, 6 rebotes (cierra para que otros capturen) y 4 asistencias. Lejos de encasillarse en un juego ya de por sí muy bueno, la piedra angular de los Grizzlies añade a su muestrario un tiro de tres al que siempre había renunciado dentro de un equipo enemistado con la lejanía. Ha lanzado desde fuera del arco en este ejercicio más que en todos sus años precedentes con un 42% de acierto. De hecho, a base de lanzamientos libres y de triples, Marc ha resuelto unos cuantos encuentros decididos en el filo de la navaja. Frente a los Pelicans, y tras dos prórrogas, selló 28 puntos de hombre-orquesta, 11 rebotes de pívot y otras tantas asistencias de base. Ningún cinco en el campeonato reúne las condiciones visionarias del uno clásico.

Sí, los Grizzlies se parecen enormemente al concepto riguroso del juego que enarbola su oso mayor. Se trata de un equipo para aficionados, no el mejor señuelo si alguien quiere que un amigo se enganche a este deporte soberbio. El conjunto de Tennessee es bueno de acuerdo con los cánones antiguos, aunque resulta difícil de ver por su apego a la defensa, los ataques largos, la renuncia a correr y tirar y los partidos masticados a dentelladas lentas. El mejor elogio que puede tributarse a un grupo consiste en ponderar las señas identitarias que lo diferencian del resto, las que conserva de manera irrenunciable. Lionel Hollins cuajó una gran tarea desde el banquillo, Dave Joerger incluso mejoró una labor muy notable y ahora David Fizdale asistente durante largo tiempo en Miami de un muy buen técnico como Erik Spoelstra se muestra decidido a mantener la fisonomía reconocible de un conjunto que compite siempre, incluso sorteando inconvenientes mayúsculos en forma de lesiones.

A los Grizzlies hay que descabellarlos porque una simple estocada no acaba con ellos. Son tenaces, cabezones, concienzudos y se agarran al parqué como los náufragos a los troncos. La campaña anterior se clasificaron para las eliminatorias por el título sin su faro catalán, acostado en el hule de los toreros gran parte de la temporada. En este ejercicio marchan quintos de su conferencia y séptimos en la NBA pese a las bajas de Mike Conley (el base que lidera al equipo junto a Marc), Chandler Parsons (el tirador fichado para remediar los problemas lejanos) y Zach Randolph, talento puro en el puesto de cuatro que ha faltado por el fallecimiento de su madre. Y ahí sigue Memphis, 15-8 de balance, anotando 98 puntos y recibiendo los mismos. Ese club feo, fuerte y formal, que cantaba Loquillo en referencia a la lápida de John Wayne. Ese conjunto al que guía El Emperador del Llobregat.

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