Adamo canta en español
Con retraso, garganta ronca y gran banda que no sonó lo diáfana que debería, el legendario Adamo triunfó el domingo en el Euskalduna en lo que fue su debut en Bilbao tras más de 50 años de carrera. No faltaron hits como 'Mis manos en tu cintura', 'Mi gran noche', 'La noche', 'Te tengo y te guardo'…
Óscar Cubillo
Lunes, 30 de enero 2017, 12:47
Lo peor del concierto del legendario Salvatore Adamo del domingo en el Euskalduna no fue el inesperado retraso de 25 minutos (estaba previsto a las 7.30 pero al salir se excusó diciendo que el avión había llegado a las 6 y que habían debido 'ensayar'; imaginamos que se refería a probar sonido), sino el habitual sonido imperfecto que se va modulando con el paso de las canciones (esos graves molestos del principio) y, sobre todo, la voz del artista, que entonó ronco, como con la garganta tomada como por un catarro, supuso el empático Pato.
En total sonaron 29 piezas (contando un par de popurrís) en 128 minutos (más 25 de demora), y unos ocho títulos fueron en francés (una par de ellos bilingües), sobre todo colocados los de la lengua de Moliere en la segunda parte de un show a la postre memorable. Respaldado por una banda mucho mejor arreglada que la de Perales el día anterior (siete músicos trajo el conquense, ocho también cambiantes el ítalo-belga: dos violines melodramáticos, piano de cola y teclados, dos vientos clarinete afrancesado y trompeta hispánica-, hasta tres guitarras lástima que el sonido difuminara tanto su potencial), a sus 73 años Adamo ofició dignísimo en el porte (traje con chaleco, flequillo cano peinado a raya) y afable, educado y cortés (dos disculpas por el retraso, la modesta confirmación de que ese era su debut en Bilbao, el reconocimiento de que sin nosotros, su público, no existiría, las gracias del final) logró meterse al respetable en el bolsillo: más señoras y más mayores que la víspera en Perales (claro, una década separa a ambos cantautores), que compraron en mayor proporción las entradas más baratas, las de los pisos superiores (nos cuentan que habría 1000 espectadores, pero desde abajo no parecía más de un cuarto de aforo ocupado, aunque no se ven los palcos).
A pesar de que delante de él tenía el patio de butacas bastante despejado, Adamo se entregó sin dudarlo, lo dio todo y se lo curró como un profesional cercano y como la copa de un pino: fue un portento porque no leyó las letras, bailó a saltos a sus 73 tacos, tocó la guitarra en dos temas (en 'Chantez', el himno country inspirado por la masacre de Charlie Hebdo, y en la acústica 'Háblame de tu infancia', que fue donde mejor sonó el palacio), agradeció en euskera (y como curiosidad no olvidó el tema vasquista, a lo Luis Mariano, 'En mi canasta, la del tamboril en la letra) y rascó palmas y tarareos del público a lo largo de un cancionero que amalgamó muchas melodías de rock and roll de los años 50-60 (Everly Brothers, Roy Orbison, Dúo Dinámico, el contemporáneo Chris Isaak) con el dramatismo sin fronteras de la chanson francesa.
Los títulos en francés estuvieron bastante bien (paralelismos con Johnny Hallyday, el irresoluble problema musulmán en temas como 'Inch Allah' y la mentada canción de Charlie Hebdo, una pieza comercial postrera de espíritu olímpico), pero alcanzó las más altas cotas en los temas en castellano con los que aún sigue cosechando alegrías por toda Hispanoamérica, recreando composiciones de esos vinilos antiguos que anunciaban en portada: 'Adamo canta en español'.
Por esta parte le quedaron muy bien títulos como 'Tu nombre' (con cierto espíritu de la película 'Grease'), 'Era una linda flor' (un blues oscuro con trompeta jazz con sordina), 'Un mechón de tu cabello' (de aire fronterizo a lo Calexico), 'Te tengo y te guardo' (cuasi un pasodoble con Adamo bailando girando sobre sí mismo), 'Ella anda' (rock años 50), 'Quiero' (con destellos de exótica), 'Mis manos en tu cintura' (la pieza 14ª, con la primera honda comunión con el estribillo en plan habanera y con la parroquia que cantó los arreglos del éxito mundial y al final tarareo lalalás), las baladas unidas en popurrí 'El amor se parece / Nuestra novela' (lo más bonito antes del tridente final), 'Cae la nieve' (melancólica), 'Muy juntos' (más atmósfera clima fronteriza), el popurrí de 'Mañana en la luna' (triple y rematado con un desarrollista y contento 'Pequeña felicidad'), 'En bandolerea' (frontera muzak) y el soberbio, apoteósico tridente final, de fuerza 'rafaelesca', con el rotundo y sesgado 'Porque yo quiero', 'La noche' y 'Mi gran noche', esta última con el público cantando, bailando y gozando en pie. Muy grande, Adamo, que hizo mutis con la banda aún manteniendo la emoción en escena (como la víspera Perales en un concierto que estuvo mejor porque se sonorizó mejor).