El cumpleaños de la reina
'Private Dancer' se reedita en formato extra con motivo del XXX aniversario del disco que relanzó la carrera de Tina Turner
Miguel Pérez
Sábado, 11 de julio 2015, 00:35
A veces no basta con ser bueno (en este caso, buena), sino que es necesario encontrarse en estado de gracia para que una carrera despunte. Y eso es lo que le sucedió a Tina Turner en mayo de 1984, cuando entró en el estudio para grabar 'Private Dancer'. Pese a su larga trayectoria anterior, cubierta en su mayoría de la mano de Ike Turner, con quien mantuvo una tempestuosa relación, la reina del rock no sería hoy quien es, ni viviría en una mansión de Suiza tras nacionalizarse en aquel país, sin un álbum del que acaba de publicarse, con un año de retraso, la consabida edición de lujo 'XXX aniversario'.
Como es habitual en estas efemérides, el lanzamiento incluye el disco original remasterizado y un segundo cedé con material adicional consistente en remezclas, caras B y un par de temas destinados a la anécdota histórica: los célebres duetos de Tina Turner con Bryan Adams interpretando 'Its Only Love' y con Bowie en una versión de 'Tonight', además del 'Ball of Confussion' que hizo bajo la producción de Martyn Ware (Human League).
En cualquier caso, más allá de su oportunidad comercial, la reedición de 'Private Dancer' ofrece la ocasión de conocer una etapa decisiva en la trayectoria de una artista capital en la historia del soul, el R&B y el rock. Porque, al contrario de lo que muchos piensan, la vida de Tina Turner no ha sido siempre un camino de rosas y su carrera también pasó por momentos extremadamente bajos. La cantante conoció la fama en 1960, cuando ella e Ike Turner iniciaron un camino de éxitos que jalonarían con canciones como 'Deep River, Mountain High' o la versión del 'Proud Mary' de la Creedence Clearwater Revival. Sin embargo, llegados los 70, el soul y el rock abrasivos de la pareja comenzaron a perder empuje superados por otras propuestas musicales.
En 1974, Tina publica su primer disco en solitario e interpreta a la 'reina ácida' del musical 'Tommy'. En esos años, ella y su pareja actúan como teloneros para artistas de la talla de Bowie, Janis Joplin y el mismísimo Elvis Presley. Pero las cosas no funcionan y en 1976 explota una bomba latente desde tiempo atrás: Ike agrede a su mujer en un hotel, lo que supondrá una ruptura sin marcha atrás. Más adelante, ella confesará que aquel no fue el primer episodio de maltrato que sufrió.
Lejos de Ike y convertida al budismo, Tina Turner vuela sola. Cuenta con la ayuda de algunos viejos conocidos como Cher y edita hasta cuatro discos con United Artists, una de las grandes majors cinematográficas estadounidenses, que se arruinaría en 1981 al producir el gran fiasco de Cimino 'La puerta del cielo'.
Paradójicamente, apenas un par de años antes la cantante había grabado su último álbum para esta compañía.
35 millones de ejemplares
Afortunadamente, Capitol Records estaba al quite y en 1983 la repescó e introdujo en un estudio para grabar un par de singles: el hit de Al Green 'Let's Stay Together' y 'What's Love Got to Do With It'. El éxito fue mayúsculo y las ventas fueron tan bien, que Capitol decidió afrontar el proyecto 'Private Dancer' sin pensárselo y en las nubes gracias a los artículos en prensa y las emisiones en radio y televisión que hablaban de Tina Turner como un ave fénix renacida y dispuesta a romper las barreras del pop y el rock.
Private Dancer cuenta con algunas de las mejores composiciones de los 80. Casi todas las canciones del álbum acabaron convertidas en singles. Ha vendido 35 millones de ejemplares. El éxito se asentó en la asombrosa voz de la artista, capaz de fusionar el jazz, el rock, el pop y el blues con absoluta naturalidad, y en el no menos asombroso equipo de productores, compositores y músicos que participó en el disco. Entre ellos, el popular líder de los Dire Straits, Mark Knopfler, que cedió precisamente la canción de cabecera del álbum a la Turner. El guitarrista escocés había compuesto 'Private Dancer' para el cuarto trabajo de su banda, 'Love Over Gold' (1982), pero decidió descartarlo porque no encajaba plenamente en el concepto del disco, que incluía solo cinco canciones con largos desarrollos instrumentales, y tampoco era adecuado a su voz. Dos años más tarde se lo cedió a la artista estadounidense, convencido de que la suya sí era la garganta perfecta para 'Private Dancer'. Como anécdota, de la guitarra no se hizo cargo Knopfler, sino Jeff Beck. Cabe destacar que entre la casi decena de productores del disco figuraba también un prestigioso elenco: desde Terry Britten y Martyn Ware hasta los reputados jazzmen Joe Sample y Wilton Felder (The Crusaders).
Que la ahora septuagenaria reina del rock vio relanzada su carrera después de este álbum queda demostrado sólo en un par de datos:
rápidamente fue contratada para participar en la secuela de una franquicia que arrancaba entonces en pleno éxito, 'Mad Max: La cúpula del trueno' (en su papel de reina perversa como no podía ser de otro modo), y dos años más tarde publicó su siguiente disco, 'Break Every Rule', con un acompañamiento de lujo en el que figuraba Phil Collins.
Claro que esto se quedó en pañales ante la gira europea de 1988, compilada luego en un fabuloso doble disco, donde viajó nada menos que con Eric Clapton, David Bowie, Robert Cray y Brian Adams. Normal que en 2000, a la edad de 61 años, decidiera retirarse ya a Suiza con sus sueños cumplidos. Aunque es preciso señalar que en 2008 la Turner volvió a los escenarios con una gira registrada en el disco 'Live' y, para los nostálgicos, añadir que en el nuevo 'Private Dancer' del XXX aniversario también se encuentra su mano, ya que ha supervisado la mayor parte del proyecto de reedición.