«La política es un mal negocio para la sensibilidad de los pueblos»
El músico inaugura hoy en el Campos un ciclo de charlas y conciertos con invitados como Jorge Drexler, Martirio y António Zambujo
OSKAR BELATEGUI
Jueves, 16 de febrero 2017, 01:34
Santiago Auserón se adivina como el anfitrión perfecto de 'Voces en la Ría', un ciclo de cuatro conciertos en el Campos en los que ... el ex Radio Futura charlará y actuará junto a Jorge Drexler (hoy, a las 20 horas), Martirio, Uxía y el portugués António Zambujo. A sus 62 años, Auserón se siente cómodo en la piel de musicólogo y filósofo con pasado de estrella del rock.
¿Los músicos hablan mucho entre sí?
Muy poco. Mantienes lazos casi familiares con algunos por azares de la vida; por ejemplo, a Martirio la conozco desde que era adolescente y ella vivía en el pueblo de al lado en Huelva. Pero en el gremio en general cada uno va por su lado.
A usted que es un musicólogo en toda regla, ¿qué ritmo, disco o artista le ha arrebatado en los últimos tiempos?
António Zambujo, el cantor portugués. Le conocí en un pazo de las Rías Bajas, cerca de la frontera. Cenamos y sacó su guitarrita. Cuando arrancó a cantar me voló la cabeza. Conozco personalmente a Caetano Veloso y a Gilberto Gil, pero la voz de Zambujo... Insistí mucho para que viniera a Bilbao.
Forma parte de una generación que vivía la música intensamente, como una celebración colectiva y un rito de descubrimiento. ¿Hoy ocurre algo parecido?
No me cabe duda de que los chavales que están enganchados al rap y al hip hop tienen entre ellos esa red eléctrica de inquietudes. Pero todo eso está canalizado por los soportes electrónicos individualizados. Yo también pertenezco a la era electrónica, pero los registros antes eran un hecho tribal y colectivo. Recuerdo escenas de adoración cuando un amigo llegaba con el 'Sargent Pepper's' al pueblo y todos nos arremolinábamos sobre aquella portada llena de rostros y de señales. Ahora la comunicación entre chavales es apenas un gruñido para indicar el link. Se aíslan en la búsqueda y caen en una relación autista con la máquina, algo que le conviene al sistema.
Ahora tenemos toda la música del mundo a un clic.
Sí, pero lo interesante no es el registro de los datos, sino la selección. La transmisión oral operaba una selección de la información. Un disco duro en sí no es nada, es una mierda, hay más información en una piedra o en una rama de árbol. A mí me interesa el potencial de las tecnologías; de chaval, abría una radio para contemplar sus entrañas y me parecían una ciudad de ciencia ficción.
A los quince años ya trabajaba como delineante. Se licencia en filosofía, empieza la tesis... y se convierte en estrella de rock.
Ojalá hubiera empezado mi oficio musical estudiando solfeo. Me sorprendió la velocidad con la que pasamos del local de ensayos a firmar un contrato con una discográfica y a estar en los escenarios, prácticamente sin saber tocar. Ocurrió porque la sociedad española reclamaba las novedades sonoras despues de la Dictadura. El objetivo de Radio Futura fue sonar como una banda guiri. Con Juan Perro dejé de apelar al porvenir y me dediqué a investigar el pasado.
«Todos los tiempos arden»
Los que no vivimos la Movida tendemos a mitificarla.
Fue una época muy caliente a nivel de calle: en Madrid, en Bilbao, en Vigo... Recuerdo la primera visita a Bilbao en 1980 con el primer disco de Radio Futura. Ya había fans con unas pintas importantes, ja, ja. Cuando pasas a ser padre de familia llega la nostalgia y miras tu juventud como algo pasado. Yo me resisto a ello. Tenemos que llevar al niño y al adolescente puesto incluso en la vejez. Hay que ver el mundo como una pelea continua. Todos los tiempos arden.
¿Por qué entras a una tienda en España y el hilo musical es infame y en Londres estupendo?
Porque aquí falta cultura musical. Al Gobierno solo llegan incultos musicalmente hablando. La cultura de cualquier forma de Estado tiende a la sordera oficial.
Usted que está acostumbrado a moverse en los territorios de la frontera y el mestizaje, ¿qué piensa de los discursos identitarios?
Se entienden como emoción de las personas que se adhieren a la tradición, a lo propio, pero se malentienden cuando son manejados políticamente. Uno no puede creer que lo suyo es lo único del mundo, en todos los pueblos se aparece una virgen distinta. La política es un mal negocio para la sensibilidad de los pueblos.
Ya que habla de política...
No hay que hacerse demasiadas ilusiones, sino mantener la pelea durante toda la vida. Entrevisté hace poco a Manuela Carmena. Y me dijo que España no tiene solución hasta que no haya cuatro o cinco generaciones educadas en la libertad, con una escuela no manipulada por intereses religiosos. Hay que construir conciencia ciudadana, y esta generación que viene fresca en ideas y con un lenguaje nuevo me resulta muy atractiva.
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