«Cuando compré la finca no sabía que había muertos reales enterrados allí»
Juzgan si la adquisicióndel 'cementerio de los ingleses' por parte de un constructor vizcaíno al Gobierno británico en diciembre de 2004 tiene validez o fue un «error»
Bilbao. Salvador Miguel contra el Gobierno de su Majestad la Reina de Inglaterra. «La realidad siempre supera la ficción», admitió en sus conclusiones el abogado ... del Gobierno británico durante el juicio que se sigue en Getxo para dilucidar si la compra del 'cementerio de los ingleses' por parte de un empresario constructor vizcaíno, ya jubilado, al Consulado de Gran Bretaña en Bilbao, tiene validez o fue «un error».
El dueño, según el registro de la propiedad, asegura que cuando compró la finca en diciembre de 2004 «no sabía que allí había enterrados muertos reales. Me enteré al ir a tasarlo para inscribirlo en el catastro, en 2017», declaró ayer Salvador Miguel, durante la vista oral celebrada en el Palacio de Justicia getxotarra. Según su versión, con la intención de edificar en una zona colindante adquirió dos parcelas, una urbana y otra rústica, en la que se levanta el camposanto. «Paso por ahí desde que tengo cinco años y nunca he visto movimiento. Pensaba que estaba en desuso», afirmó. «La finca rústica era inútil, no se podía edificar en ella, así que me olvidé hasta que quise inscribirla en el registro, hace dos años».
El notario de Getxo ante el que firmaron las escrituras recordaba el caso por la «singularidad del vendedor». Aquel día repasó «lo más destacado» ante las partes, puesto que el reglamento ya no le obliga a leer las escrituras en su totalidad. Previamente, había facilitado por correo electrónico una copia a las partes.
«Hubo una confusión. Lo que se quería comprar y vender no era lo mismo»
, según la versión británica
El contrato perdido
En este punto chocan las dos versiones. Según el comprador, durante la firma se encontraban tanto el cónsul al que el Gobierno británico otorgó un poder especial para la venta, como su abogado. Los demandantes, sin embargo, aseguran que esa primera cita se suspendió y que tuvieron que regresar a la semana siguiente. Esta vez, el diplomático acudió en solitario, sin asesor legal ni traductor, que sí necesitó ayer en el juicio. Para esta parte, la clave del caso se encuentra «en el contrato de compraventa», donde se especificaba cuál era el terreno que iban a vender, y no la escritura, que habla de la finca B, sin especificar, de 10.000 metros cuadrados entre Loiu y Sondika. Sin embargo, este documento «se extravió y no se guarda ninguna copia».
El cónsul, el abogado, el gestor que negoció la compraventa y el responsable de la venta de activos del Gobierno británico que concedió el poder -que viajó ayer desde Londres- declararon ante el juez que «la intención no era la de vender el cementerio sino un trozo de la parcela». En el histórico camposanto, que fue trasladado desde la campa de los ingleses en Bilbao hasta su actual ubicación en Loiu, se encuentran sepulturas de soldados británicos de la primera y segunda guerras mundiales, además de caídos de otros países de la Commonwealth. «Sería algo inconcebible. Tiene un gran valor emocional», explicaron.
Para el letrado del Gobierno inglés, «fue un claro error, ya que lo que se quería comprar y vender no era lo mismo. Hubo una confusión en el otorgamiento de la escritura pública».
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