Las comparsas piden a Hacienda un trato especial para emitir la factura electrónica

Cuando quedaban exactamente cien días para el inicio de la Aste Nagusia, Bilboko Konpartsak salió ayer a la palestra e hizo público un debate sobre el que las comparsas llevan meses deliberando de forma interna y que ya les ha sentado a la misma mesa con los responsables forales en varias ocasiones. Lo dio a conocer el portavoz del colectivo, Iker Martín, en una comparecencia en la que estuvo secundado por comparseros de Vitoria y San Sebastián. El mensaje compartido fue el de denunciar que el funcionamiento de las txosnas está «en peligro» por el progresivo incremento de costes y «las cargas administrativas» fijadas para la instalación de las casetas en el espacio público que vienen requiriendo las instituciones durante los últimos años.

La mayor parte de la normativa municipal, foral y autonómica no es nueva, pero la manga ancha que históricamente se tenía con las txosnas se está acortando. Se les piden planes de seguridad individualizados, licencias para instalación de tarimas de cierto tamaño, de escenarios, carné de manipulador de alimentos para hacer bocatas... Las agrupaciones se quejan de que todo esto empieza a retraer a colectivos que antes no dudaban en poner sus barras en las fiestas de pueblos y barrios y a comparseros dispuestos a echar un cable.

Y ahora llega Batuz. «La gota que puede derramar el vaso», aseguraron ayer. La sombra de la factura electrónica lleva ahí desde que las diputaciones anunciaron hace unos años sus protocolos para luchar contra el fraude fiscal, pero su impacto real está aún por llegar a las txosnas del territorio. El calendario de implantación progresivo empezó por las grandes empresas, luego las medianas y los autónomos y ahora ya, en la última fase, contempla la adhesión de entidades y asociaciones. Lo que se les pide a todas es que anoten cada compraventa mediante unas terminales que informan automáticamente de las operaciones a Hacienda. En el caso de las comparsas, deberían entregar a los consumidores un ticket con un código QR para comprobar si la factura se ha emitido correctamente.

Pese a la opacidad que rodea a su gestión económica, Bilboko Konpartsak siempre ha defendido que ya ajusta cuentas con sus proveedores, que las barras que se instalan en el Arenal durante la Aste Nagusia las atienden voluntarios -con todo lo que eso supone, dicen, respecto a formación y capacidad para aplicar el protocolo de Batuz- y que ningún grupo tiene ánimo de lucro ya que los beneficios que se obtienen se revierten en «actividades que se organizan el resto del año». El sector de la hostelería considera, por contra, que la competencia es desleal porque mientras unos abonan religiosamente todos sus impuestos Hacienda hace «la vista gorda» durante los días festivos respecto al dinero que entra en la caja de las comparsas por la venta de bebida y comida.

En Bizkaia, las txosnas dependientes de empresas y organizaciones con ánimo de lucro están obligadas ya este año a conectarse a Batuz, pero el grueso de las comparsas tiene aún margen porque la legislación foral establece su adhesión obligatoria al sistema a partir del próximo 1 de enero. Es decir, que no será hasta el verano de 2026 cuando debería empezar a entregarse el QR a todo aquel que consuma un kalimotxo, una caña o un bocata en las casetas de las fiestas de cualquier pueblo. Bilboko Konpartsak mantienen conversaciones con Hacienda desde hace tiempo, pero es ahora cuando los contactos van a empezar a intensificarse.

Una de las razones que está llevando a la agrupación de comparsas bilbaína a virar su postura tiene que ver con lo que está ocurriendo en Álava. Las txosnas de Vitoria debían ya emitir factura electrónica en las fiestas de La Blanca del pasado verano, pero algunas intentaron esquivarlo. El resultado ha sido la apertura de expedientes por parte de la Hacienda del territorio vecino y la imposición de multas que en algunos casos han superado los 20.000 euros. Sanciones de este tipo podrían ser asumidas por una pequeña parte de las comparsas, pero no por la mayoría. Ni en Bilbao ni en cualquier otro pueblo. La presión de agrupaciones de fuera de la capital también está resultando clave a la hora de ponerse a negociar.

¿Pero qué se negocia exactamente? Bilboko Konpartsak tendió ayer la mano para alcanzar un acuerdo 'ad hoc' y salvaguardar un modelo festivo «de pueblo» que contraponen a «eventos comerciales». Se busca un acuerdo que permita adaptar la emisión de la factura electrónica al día a día de una txosna o «dilatar» su implantación. Las fuentes consultadas insisten en que emitir un ticket con cada bebida que se vende en fiestas es «operativamente imposible». «Es una anomalía que no se reconozca nuestra naturaleza y no se cuente con un marco (legal) adaptado a nuestras necesidades», reclamaron ayer los comparseros sin aludir directamente a Batuz, sino al conjunto de trámites que deben llevar a cabo. Las comparsas tienen previsto iniciar una serie de movilizaciones para reivindicar su actividad e intentar dar a conocer los pormenores menos conocidos de su gestión. La primera será el 31 de mayo en Miribilla, donde se quiere organizar un evento «masivo».