Algunos ciberdelitos

Cada vez son más las empresas que son víctimas de ataques informáticos por parte de hackers que consiguen acceder a sus bases de datos. Después, por ejemplo, les exigen sumas de dinero a cambio de no hacer públicos la información privada de sus clientes.

En la red oscura de internet se venden números de tarjetas bancarias que los delincuentes han conseguido atacando servidores de internet. Los que los compran, que suelen ser detectados, realizan después cargos fraudulentos hasta que se bloquea la tarjeta.

Se trata de una práctica al alza en la que un adulto se hace pasar por un menor para establecer contacto con niños y adolescentes. El objetivo es lograr una relación de confianza para pasar después al control emocional y, finalmente al chantaje con fines sexuales.

El objetivo es amenazar con hacer públicas imágenes o vídeos íntimos de otras personas de carácter sexual. Los chantajes pueden ser con fines sexuales o económicos. Se trata de una práctica que afecta más a la población más joven.

El ciberbullying es el uso de medios digitales entre menores para acosar a otros jóvenes. Antes de la proliferación de los dispositivos digitales, los casos de acoso escolar terminaban cuando los chicos llegaban a sus casas. Ahora los ataques pueden no detenerse.

Como ocurre con muchos de los delitos tradicionales, también la violencia de género tiene su traslación al ámbito digital. Entre los ejemplos que se dan está controlar a una pareja por la red, espiar su móvil, obligarle a que muestre sus conversaciones privadas...

Las estafas clásicas siguen vivas en el mundo digital. Una de las más conocidas es las estafas nigerianas, que en la red se ha perfeccionado con varias variantes. En síntesis, los estafadores prometen grandes sumas de dinero a cambio de un pequeño depósito.