Carranza revive el miedo a la sequía y los camiones cisterna al perder una de sus dos balsas
Un corrimiento de tierras deja fuera de servicio el embalse de La Argañeda y obliga a 14.000 vacas y 2.800 personas a beber solo de La Cerroja
La balsa de La Argañeda, en el Valle de Carranza, ha quedado inutilizada por un corrimiento de tierras y no se espera que pueda servir ... de nuevo como depósito de agua hasta dentro de varios meses, como mínimo. La noticia está causando preocupación en el municipio de Las Encartaciones, el más extenso de Bizkaia, ya que sus 2.800 habitantes y, sobre todo, la enorme cabaña ganadera de la zona (14.050 vacas, 5.644 ovejas y 65.000 aves de corral) dependen de este embalse artificial, así como del de La Cerroja para poder surtir a las viviendas y las granjas.
Hay que recordar que Carranza no está conectada a la red de suministro del Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia y que, cuando se producen épocas de escasez de lluvias, los veranos suelen estar condicionados por la sequía y la necesidad de racionar los recursos disponibles. En este caso, la época estival se plantea con cierta incertidumbre, aunque hay algo de margen. «Otro año, perder la balsa de La Argañeda habría sido un desastre total. Ahora es grave pero, afortunadamente, La Cerroja está llena a rebosar porque ha llovido mucho en los últimos meses y esto nos da cierto colchón», explica el alcalde, el independiente Raúl Palacios. El regidor, no obstante, llama a la prudencia y al consumo responsable. «Tenemos que actuar todos con cabeza y responsabilidad. Habrá que ver qué sucede en las próximas semanas, pero no niego que estamos preocupados», reconoce.
En cifras
92.000 animales domésticos
están censados en las granjas de Carranza. Hay 14.050 vacas, 5.644 ovejas, 610 cabras, 656 caballos y burros, 65.046 aves de corral y 7.000 conejos, según los datos del Eustat de 2020.
La Diputación, por su parte, sostiene que está trabajando en un estudio técnico que analice cómo se puede volver a abrir La Argañeda, infraestructura que la institución foral construyó y después cedió al Consistorio. Aunque todo apunta a que la solución tardará en llegar. «De cara al verano -afirman fuentes del Departamento foral de Medio Natural- nos comprometemos a dar solución en caso de desabastecimiento en el valle. Estamos en permanente análisis técnico y a la búsqueda de soluciones para el suministro». La hoja de ruta está aún por definir, pero, llegado el caso, lo más probable es que se opte por la puesta en marcha de una flota de camiones cisterna. Algo que ya se hizo en el pasado, en concreto en 2022, cuando se trajeron recursos hídricos desde la cercana Cantabria.
Cada transporte pesado de este tipo puede trasladar hasta 30 metros cúbicos de agua. La Argañeda tiene una capacidad de 107.000 metros cúbicos. Es decir, habría que traer un millar de camiones para llenar el depósito solo a un tercio de su límite. La otra balsa, la de La Cerroja, es más grande, afortunadamente. Puede almacenar unos 300.000 metros cúbicos.
Pero ¿qué ha pasado para que La Argañeda se haya visto afectada por un corrimiento de tierras? Es una pregunta que tratan ahora de responder los técnicos contratados por la Diputación. No obstante, llueve sobre mojado. La balsa arrastra un largo historial de deslizamientos, fisuras y problemas estructurales.
Los datos
Retrasos
La balsa de La Argañeda fue inaugurada en 2008, con años de demora según lo previsto inicialmente y con un sobrecoste enorme: el 110%.
Fisuras y desplazamientos
Ya antes de su apertura se detectaron agrietamientos en uno de los taludes, así como algunos desplazamientos. En marzo de 2011 aparecieron nuevas fisuras, además de grietas y daños en la junta de dilatación, dentro de la galería de servicio de la propia balsa. En febrero de 2013 se detectó la rotura del murete de cierre perimetral y del asentamiento parcial de la pista que rodea la balsa.
Sobrecostes y grietas
Este embalse no llega a 20 años de antigüedad. Se abrió en 2008 tras una inversión superior a los 5 millones de euros y un sobrecoste del 110%. Es decir, costó más del doble de lo previsto, precisamente por los problemas de inestabilidad del terreno. El estudio de impacto ambiental que entonces se elaboró ya alertó de los riesgos de inestabilidad e inundabilidad.
El entonces diputado de Medio Ambiente, Iosu Madariaga, decidió seguir adelante con el proyecto. Llegó a admitir públicamente que «es cierto que sabíamos que la ubicación de la balsa no era ideal, pero sí el lugar adecuado. Y, aunque no es el mejor lugar, es el único posible».
La Argañeda ha sufrido un sinfín de problemas de grietas y filtraciones. Tanto es así que ha sido un tema recurrente de enfrentamiento entre el Ayuntamiento y la Diputación. En 2015, el Consistorio remitió una dura carta a la institución foral. «Los defectos e incidentes que viene padeciendo la obra no son hechos aislados», se decía por «la repetida aparición de defectos constructivos». Desde la Administración provincial se le pidió al alcalde «no llenar en su totalidad la balsa, manteniéndola por debajo de su máximo operativo como mecanismo para paliar los movimientos detectados en las laderas».
Pese al duro enfrentamiento del pasado y a la apurada situación actual, el Ayuntamiento y la Diputación han reconducido sus relaciones. Ambas partes muestran sintonía con respecto a La Argañeda. Han firmado recientemente un acuerdo de colaboración para tratar de solucionar el grave problema que se le ha presentado al municipio. «Agradezco la disposición de los responsables de Medio Natural, que en todo momento se han mostrado dispuestos a ayudar», asegura el alcalde. «Que esté la Diputación por detrás, para nosotros es una garantía», añade. Mientras tanto, los ganaderos miran al cielo, con la esperanza de que el verano no sea duro.
La planta de purines del valle recibe el visto bueno ambiental
El proyecto de iniciativa privada para abrir una planta de purines en el Valle de Carranza ha recibido el visto bueno del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco. «Es una buena noticia», señala el alcalde, Raúl Palacios. El municipio necesita desde hace décadas una instalación para tratar los desechos ganaderos.
El propio Ejecutivo autonómico lideró en el pasado un proyecto de estas características. Pero aquel plan acabó en fiasco y escándalo, con un agujero cercano a los 10 millones de euros de dinero público y una condena judicial por la quiebra de la sociedad que se constituyó como promotora.
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