Bilbao es la séptima ciudad de España con más emisiones contaminantes

«La concentración anual de NO2 en Bilbao es de 29,6 microgramos por metro cúbico. La recomendación de la OMS era antes bastante alta y marcaba un límite máximo de 40 microgramos pero acaba de rebajarla hasta los 10 microgramos», explica la investigadora de ISGlobal Evelise Pereira, una de las responsables del estudio. «Bilbao cumplía el anterior parámetro de la OMS pero con el actual la mortalidad evitable se eleva a 368 personas». Los enfermos crónicos del aparato respiratorio, niños y asmáticos son los colectivos más afectados por la exposición a concentraciones altas de NO2. Incluso una dosis baja pero duradera en el tiempo se relaciona con un incremento de las patologías de pulmón y bronquios.

Hay un segundo parámetro de la polución que analiza este informe y son las partículas finas suspendidas en el aire, las inferiores a dos micras y media. Bilbao ocupa el puesto 27 entre las ciudades españolas y el 327 de las europeas, en ambos casos hacia la mitad de la tabla.

Una de las conclusiones más novedosas del informe hace referencia a un análisis a fondo sobre qué porcentaje de la población tiene cerca zonas verdes. Y en el caso de Bilbao, casi siete de cada diez vecinos carecen de un espacio con vegetación en las inmediaciones de su vivienda. Puede llamar la atención en un 'Botxo' que está rodeado por montes como Artxanda o Pagasarri, pero el problema es que esos 'pulmones verdes' quedan muy lejos de las zonas habitadas.

La OMS recomienda que estas zonas se encuentren a menos de 300 metros lineales de la vivienda. En este parámetro, el estudio publicado en 'The Lancet' es desalentador. El 67,45% de los bilbaínos tiene la vegetación demasiado lejos de su domicilio. Los peores registros se los lleva Gijón, con un 70,5% de vecinos alejados de parques y jardines.

«En Bilbao hay una dependencia importante de los parques públicos. Hay barrios con una gran zona verde y distritos enteros con ninguna», valora Pereira, que esboza también alguna de las posibles soluciones para la villa. «Hay ejemplos de buenas prácticas con resultados muy positivos en otras ciudades europeas, como aumentar la densidad de los árboles en las aceras, transformar zonas industriales que estén en desuso en parques públicos y optar por paredes y tejados verdes en los edificios. Que la vegetación forme parte de las instalaciones de una escuela o de un centro de Atención Primaria es también un paso adelante».

Sus efectos no tardan en notarse. «Los espacios verdes actúan sobre la salud física y psíquica. En la parte física tienen efecto en la parte respiratoria y la salud cardiovascular. En la parte psíquica, numerosos estudios vinculan la exposición a espacios verdes con una mejor salud mental. Elevan la esperanza de vida y mejoran la salud de los bebés», analiza Pereira. Y, además, ejercen de filtro natural ante el grave problema de la contaminación.