Bilbao prueba sonómetros que avisarán a los clientes cuando excedan el ruido en las terrazas
El Ayuntamiento instala ocho sensores en la calle Ledesma que desde el viernes proyectarán un mensaje si se traspasa el umbral máximo de decibelios
xABIER garmendia
Martes, 25 de junio 2019
Para hacernos una idea, 83 decibelios es un nivel de ruido equivalente al que genera el paso de un tren. Hacer oídos sordos a ese ... estruendo es difícil si las vías cruzan por en medio de tu calle, de menos de diez metros de ancho entre una y otra fachada. Lo que les ocurre a los vecinos de Ledesma es que escuchan frecuentemente ese alboroto sin que pase ningún convoy por delante de su portal. El Ayuntamiento de Bilbao quiere poner coto al ruido que provocan los clientes de los bares cuando consumen en las terrazas. Por ello, esta zona especialmente conflictiva acogerá esta semana una experiencia piloto para sensibilizar a quienes se pasen de volumen.
Técnicos del área de Movilidad y Sostenibilidad han instalado un total de ocho sonómetros en fachadas del tramo que transcurre desde Mazarredo a Berastegi para controlar el ruido en los momentos de mayor aglomeración, en especial, los fines de semana. La principal novedad reside en que las máquinas llevan incorporadas un proyector que emitirá un foco con un mensaje de advertencia -'Baja el tono'- en el suelo cuando se registren -«de manera continuada, no con picos»- esos 83 decibelios, prácticamente al límite de lo que se considera dañino para el oído humano. La iniciativa se probará por primera vez durante la noche del viernes y el Consistorio utilizará los resultados para estudiar su posterior implantación en otras zonas de la capital vizcaína.
No es de extrañar que el lugar escogido para hacer esta prueba haya sido precisamente la calle Ledesma. La espectacular proliferación de establecimientos hosteleros con sus respectivos veladores ha copado gran parte de la acera, con poco más de 400 metros de longitud. Los vecinos llevan años denunciando los excesos de ruido que genera esta actividad e incluso residentes de otras zonas cercanas como Iparraguirre han mostrado severas reticencias a obras de peatonalización por temor a que ese modelo se extendiera. El Ayuntamiento, de hecho, se vio abocado en noviembre a iniciar un plan para reordenar las terrazas a través de una fórmula matemática.
El concejal de Movilidad y Sostenibilidad, Alfonso Gil, considera que la zona es «lo suficientemente representativa» como para ensayar una iniciativa encaminada a combinar el ocio con el derecho al descanso: «Tenemos que concienciarnos de que es posible divertirse de una manera acústicamente responsable». El edil entiende que la puesta en marcha de esta prueba no supondrá un repentino silencio en la calle, pero al menos confía en que sirva para trasladar un mensaje de civismo sin tener que entrar en el terreno estrictamente punitivo. «Antes de llegar a lo coercitivo con sanciones, conviene sensibilizar a la gente sobre el problema», reflexiona.
Aplicar sanciones
Para algunos vecinos, por el contrario, «ya va siendo hora» de multar a quienes excedan los niveles máximos de ruido o consuman en la vía pública más allá del horario autorizado. «¿Para qué hay normas si no? Ya no hablamos de su cumplimiento estricto, sólo pedimos que se cumpla y punto», reivindica una portavoz de la asociación vecinal Anaitasuna. Este grupo, que aglutina a residentes de Abando preocupados por el ruido en focos como Uribitarte, cree que «toda medida en la línea de defender el derecho al descanso de los vecinos» es positiva. Sin embargo, advierten de que esta iniciativa por sí sola «puede resultar ridícula porque nadie va a gritar bajito».
En la primera prueba de esta iniciativa tendrán un papel fundamental los hosteleros, que han colaborado desde el comienzo y repartirán un folleto informativo a los clientes. «Nos parece bien que se comience por una zona como Ledesma en la que, además, se mueve un público más maduro sobre el que la advertencia puede tener más efecto que entre los jóvenes», defiende Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia. Eso sí, reconoce que será difícil cambiar las costumbres de la gente: «Al menos por intentarlo que no quede».
Los resultados de esta acción, ya sean positivos o negativos, se comenzarán a analizar el sábado, pero Gil se atreve a predecir una buena acogida entre la ciudadanía: «Estoy seguro de que despertará más de una conciencia y podremos extenderlo a otros lugares de Bilbao. Alguna que otra ciudad ya está interesada en imitarnos...».
La cifra
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83 decibelios, el equivalente al paso de un tren, es el umbral de ruido con el que se encenderá el aviso si se registra de manera continua.
Las frases
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Alfonso Gil | Edil de Movilidad y Sostenibilidad «Antes de llegar a lo coercitivo con sanciones, conviene sensibilizar a la gente sobre el problema»
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Asociación Anaitasuna | Portavoz «Ya va siendo hora de comenzar a multar. ¿Para qué hay normas si no? Que se cumplan y punto»
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Héctor Sánchez | Asociación de Hostelería «Es difícil cambiar las costumbres de la gente, pero por intentarlo que no quede»
Últimos días para pedir la licencia de los veladores en la Aste Nagusia
A menos de dos meses del ansiado txupinazo, los establecimientos hosteleros tienen que ir dejando todo preparado para su semana más frenética del año. Este mismo viernes finalizará el plazo para solicitar licencias de terrazas, barras interiores y megafonía durante los nueve días de la Aste Nagusia . El Ayuntamiento de Bilbao advierte de que ese plazo es «improrrogable» y que cualquier petición posterior será rechazada.
Las condiciones para realizar dicha solicitud son las mismas que el año pasado, cuando se concedieron alrededor de 130 licencias a otros tantos establecimientos de la capital vizcaína. Tanto aquellos que ya lo hicieron entonces como los que se quieran incorporar ahora deberán aportar toda la documentación en el momento de la petición: fotocopia del DNI del propietario, licencia de apertura, mobiliario que se desea instalar y si la solicitud es diferente respecto a la edición de 2018.
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