El Bilbao africano

Sabía de la relación colonial con ese trozo de África. Pero ese hombre me contó cosas que se perdieron en el olvido. La relación de nuestra villa con Guinea Ecuatorial. Y, en concreto, lo que supuso la presencia de cierto paisano: Basilio Olaechea Orruño. Nacido en Barakaldo, fallecido en Bilbao. Y, entre una y otra cosa, muerto y resucitado tantas veces como larga es su leyenda.

Como decía, la historia me llega por Nicéforo Obama Eyene Nchama. Sarcerdote guineano que, para ampliar su preparación, estudia un máster de periodismo donde un servidor imparte humildes clases. Al terminar, sabiendo que soy de Bilbao, nos relató la historia de Ebibeyin.

Una localidad situada en el extremo oriental del Río Muni, fronteriza con Camerún y Gabón. Por su ubicación fue un lugar dedicado al comercio. Pero creció y alcanzó la categoría de villa. Como el resto de África, fue seccionada a golpe de regla y bolígrafo, sin respetar pueblos o tribus. En 1900 España y Francia firman el tratado de París que facilita a la segunda tomar esos territorios.

«Mi zona les tocó a los vascos», apunta Obama, que es el nombre de pila que utiliza. «Por eso hay gente que se llama Begoña, Mirentxu, Koldo o Iñaki», añade orgulloso. Llegados aquí menciona a Olaechea. Al 'capitán'. Así lo llaman todavía. Nuestro interlocutor conoce bien la historia porque su abuelo, Benito Nzang Eyene, era amigo del baracaldés. Por eso le molesta que los historiadores subrayen de Olaechea su faceta como cazador.

«Hizo muchas cosas buenas. Somos los únicos que tenemos los pueblos comunicados gracias a la red de carreteras que ideó», subraya convencido, mientras su memoria nos lleva hasta la vivienda en la que residía Olaechea con su mujer y su suegra.

Está situada, todavía existe, detrás del lugar en que se celebraban los juicios. Desde allí llamaban a quienes tenían pleitos. Y decimos llamada, porque era literal. Hacían sonar el unku. Todavía quedan los ecos de aquellos tiempos. Y de la huella bilbaína. Valga como ejemplo San Mamés. Así se llama el campo donde juega el Akonangui, equipo que lleva el nombre de un pueblo vecino que eligió Ebibeyin para vivir.

«Van de rojo y blanco como el Athletic», destaca Obama. Unas veces a rayas y otras con otro dibujo, pero fieles a unos colores que lucen en la primera división de Guinea Ecuatorial. Así lo quiso Olaechea. Lo que nos hace preguntarnos cómo llegó hasta allí.

De su infancia poco se sabe, salvo que era de origen humilde. Arrancada la Guerra Civil se va a Burgos. Allí se alista en el bando nacional. Es herido en tres ocasiones. Era muy bravo, hasta la temeridad, lo que le lleva a ser condecorado varias veces. Una vez terminada la contienda obtiene el bachiller en el Instituto vitoriano Ramiro de Maeztu. Entra en el ejército de nuevo y asciende rápido. Es muy conocido por su fortaleza mental y física, por sus logros en natación y por su puntería.

Terminada la II Guerra Mundial es destinado a la región del Río Muni, como administrador. En 1962 Olaechea es nombrado Gobernador Civil de toda la Región Continental. Fueron los años en los que creció Ebibeyin y el abuelo de Obama lo conoció. Por eso insiste el nieto en que fue mucho más que un cazador. Creó un 'pequeño' Bilbao a 4.808 kilómetros del original. Llegó a diseñar las calles a imagen y semejanza de las nuestras. Pero poco queda ya. Olaechea moría en Bilbao, al que regresó tres años antes de la independencia de Guinea, en 1966. El hombre que había sobrevivido a una guerra, al ataque de un elefante y a la guerra de guerrillas moría por un cáncer.

Después, el tiempo fue echando polvo en forma de olvido. Hasta hoy. Pero, como dice Obama, allí lo siguen recordando. Al fin y al cabo, son gente de Bilbao.