410 familias recobran sus fincas al desmantelarse las dos líneas de alta tensión de la central de Lemoiz
El desmantelamiento de los dos tendidos, ambos de nueve kilómetros, empezará a finales de año y costará algo más de un millón de euros
El desmantelamiento de dos líneas eléctricas de alta tensión que nunca llegaron a entrar en funcionamiento beneficiará a unas 400 familias de Lemoiz, Gatika y ... Maruri. Estos propietarios verán pronto desaparecer las torretas que se asientan en sus terrenos, así como pasarán igualmente a no tener ningún tipo de restricción para el uso del suelo afectado por el vuelo de los cables. Es decir, recuperarán el pleno dominio de sus fincas. Y lo harán medio siglo después de que se impusieran una serie de expropiaciones de suelo y servidumbres de paso y uso.
Los tendidos fueron levantados hace ahora 52 años por la extinta Iberduero, con el objetivo de evacuar la ingente cantidad de energía que se iba a producir en la central nuclear vizcaína. Y, aunque aquel proyecto nunca salió adelante, las dos infraestructuras han perdurado hasta ahora en perfecto estado de revista por si algún día se decidía convertir las ruinas de aquella planta en un polo de producción eléctrica mediante el gas u otra materia prima. De hecho, las torres se pintaban de manera periódica, al igual que se pretensaban los cables y se hacía un mantenimiento regular.
El tiempo y el nuevo proyecto de cable que discurrirá por el fondo marino y que unirá Euskadi con Francia han terminado por tumbar las 49 torretas metálicas que jalonan esta zona de Bizkaia. Y es que este plan de retirada, muy esperado por los vecinos, es una de las medidas compensatorias que las autoridades han impuesto a Red Eléctrica Española (la actual Redeia) para avanzar en la construcción de la interconexión eléctrica entre España y el país vecino, a través del Golfo de Bizkaia.
El casi medio centenar de apoyos de 20 metros de altura que se eliminarán daban forma a dos tendidos de 9,36 y 9,92 kilómetros de lontigud. Dos trazados que enlazaban la subestación eléctrica de Gatika con la nuclear. El desmantelamiento no será un proceso fácil. A la dificultad de desmontar las torres se une el hecho de que hay que retirar unos 125 kilómetros de cableado. También hay que picar los cubos de hormigón que dan consistencia a las patas de los apoyos.
Para llevarlo a cabo hay que entrar en las fincas con maquinaria pesada. Y, en algunos casos, proceder a la poda o tala de árboles para poder maniobrar. Es muy posible que habrá que eliminar temporalmente cultivos, por ejemplo. Esta zona de Gatika, Maruri y Lemoiz cuenta con un buen número de hectáreas de explotaciones de txakolí.
Los promotores de esta iniciativa calculan que será necesario un año de trabajos para desmantelar y devolver a su estado original las parcelas afectadas. El presupuesto de la operación supera el millón de euros (1,07). El tajo se espera que arranque en el último trimestre de este año, aunque dependerá de la celeridad con la que se obtengan los permisos pertinentes. En la actualidad, el plan acaba de entrar en periodo de exposición pública y cuenta con el visto bueno medioambiental. Los propietarios que se beneficiarán de la medida podrán informarse del proceso y presentar alegaciones o sugerencias a lo largo del próximo mes.
«Llega con retraso»
El alcalde de Gatika, Mikel Larrazabal, ha valorado positivamente el proyecto de desmantelamiento. «Bienvenida sea la noticia», asegura el regidor, que encabezó la lista del grupo Gatikako Talde Independientea en las elecciones locales de 2023. No obstante, Larrazabal advirtió de que el plan llega «con mucho retraso, ya que se podía haber tomado esta decisión hace mucho tiempo».
En esa misma línea, el alcalde se mostró preocupado por el plan para interconectar Francia y España a través de un cable submarino que tendrá su estación conversora en el propio Gatika. «Todo esto nos deja mal sabor de boca por el alto impacto que va a tener esta iniciativa», censuró.
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