El anunciado cierre de un instituto en Txurdinaga moviliza a más de 200 familias

El motivo de que esto ocurra es que «el edificio se utilizará para Formación Profesional» y las obras arrancarán en julio. En este sentido, desde el Departamento de Educación del Gobierno vasco dicen que «el centro no se cierra», y también añaden que lo que dice la dirección y las familias «no es verdad». Pero no da más explicaciones, más allá de que «está pendiente la planificación de lo que se va a hacer».

Frente a esta indefinición de la administración vasca, el relato del centro es muy preciso. Según un escrito que fue remitido a las 200 familias que tienen estudiantes de ESO y Bachillerato ahí, el problema esencial es que el alumnado actual deberá repartirse entre cuatro centros diferentes; y no habría, aseguran, alternativa para estudiantes como los que hacen Bachillerato de Artes Musical-escénico en castellano, porque este tipo de oferta «no existe en ningún otro centro». En esa comunicación se argumenta que «no se puede proponer un cambio que afecta a toda la comunidad educativa sin una planificación bien estructurada y contrastada».

Arruabarrena apunta que su instituto es «el único centro en el que conviven modelos lingüísticos diferentes y cuatro modalidades de Bachillerato». Se refiere a Ciencias y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes Plásticas y Musical-escénico. «Todo ello es resultado de un proyecto que se inició con la implantación del Bachillerato de Artes en el curso 2015-16 y que ha llevado años desarrollar».

La complejidad de la derivación a otros centros para la comunidad escolar viene dada, además, por el perfil del alumnado, que es «increíblemente variado, singular y diverso», lo que ha nutrido el desarrollo ahí de «una comunidad con un fuerte sentimiento de pertenencia al centro».

«Los alumnos de nuestra Secundaria, si se van a un centro íntegramente en euskera, están abocados al fracaso», abunda Arruabarrena. Alex Morlesin, portavoz de las familias, apunta que «muchos jóvenes que llevan años esforzándose por su futuro se quedan sin la posibilidad de seguir su formación; este no es solo el cierre de un centro, es el desmantelamiento de una comunidad». Haizea Arbide Aza, portavoz del sindicato Steilas, conocedora de la situación, apunta que están a la espera de información por parte de Educación y preocupadas porque «el profesorado queda en una situación vulnerable».

El lunes hay prevista una reunión tras la que, según el centro y las familias, llegarán protestas. «Vamos a pelear para que se eche atrás esta decisión» de la que el Ejecutivo vasco evita dar detalles.