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El sorteo emparejó al Surne Bilbao Basket con el Neptunas Klaipeda en la fase de clasificación para la FIBA Europe Cup. El equipo vizcaíno tenía que superar esta eliminatoria y la suerte le enfrentó al rival lituano, uno de los más difíciles entre los posibles adversarios, A pesar de la calidad del cinco titular de los bálticos, los de Jaume Ponsarnau cumplieron los pronósticos y vencieron en los dos partidos sin dificultades. Pasaporte a Europa.
Con La Casilla como sede para conmemorar los 25 años del club, el Bilbao Basket despachó la primera fase sin despeinarse. Ganó los seis encuentros por su absoluta superioridad sobre el Balkan búlgaro, el Kutaisi georgiano y el Prievidza eslovaco, y entró en la siguiente fase como primero de grupo. Debutó en el segundo escalón del torneo en casa del Dinamo Sassari italiano, habitual en citas continentales y con más caché que anteriores contrincantes. Los hombres de negro superaron la prueba con un resultado apretado (89-91), pero con varios jugadores por encima de los 10 puntos: Frey (14), Gielo (15), Jones (11), Dragic (18), Hlinason (11) y Kullamae (19).
El siguiente duelo implicaba más complicaciones porque visitaba Miribilla el Cholet francés, que sólo había perdido dos partidos en todo el año y mandaba en la liga de su país. De Ridder, con 22 puntos y 27 de valoración, guió hacia la victoria a un Surne ya con visos de intentar algo grande en la Europe Cup. Pero la visita al Cholet se saldó con derrota (82-75) y los bilbaínos acabaron segundos en un cuarteto que completó el Le Portel galo.
El cruce de cuartos fue contra el Tofas Bursa, caracterizado por su dinamismo y una plantilla de calidad. Los hombres de negro cumplieron en Miribilla y se impusieron a los turcos por doce puntos (84-72). Esa renta peligró, y de qué manera, en el feudo otomano. A remolque siempre del Tofas, el Surne se veía eliminado cuando restaban 13 segundos y medio para la conclusión. El mexicano Álex Pérez enchufó en ese instante un triple delante de Abdur-Rahkman para subir al marcador el 102-90 y difuminar así la ventaja del Bilbao Basket. El estadounidense tiró de orgullo y reclamó finalizar el último ataque cuando los visitantes lo preparaban en el banquillo. Ya en acción, Pantzar sirvió desde la banda a Jones, que entregó la bola Abdur-Rahkman. El escolta botó varias veces el balón, dio un paso atrás, lanzó desde 8 metros y encestó a 3 segundos del final. 'Mars' abría la puerta de la semifinal con un triple sideral para un Surne enloquecido de alegría.
Del desastre al milagro
Sin embargo, la hazaña de Bursa no tuvo continuación en casa del Dijon francés, donde el Surne sufrió un descalabro inexplicable en el primer pulso de semifinales, con derrota por 19 puntos (77-58). La vuelta en Miribilla se presentaba como un trabajo para Hércules. El último cuarto arrancó con una ventaja corta (56-52). La remontada parecía una quimera, sobre todo tras dos dianas de los franceses (56-56 a 8:56 minutos del final). Otra pequeña brecha favorable a los vizcaínos nació con un triple de Cazalon y una canasta de Domínguez, contestados con un triple de McDuffie (61-59 a 6:41). A un nuevo intercambio de puntos le siguió un triple de Abdur-Rahkman, pero Booth respondió de la misma manera (69-66 a 5:09).
Reinaba el pesimismo sobre la esperanza antes de que Dragic entrara en ebullición con 4 puntos más en su balance y abriera el telón de una obra utópica, un maremoto ofensivo jamás visto (71-66 a 4.52). Abdur Rahkman siguió su estela con otra sonrisa desde el perímetro (76-66 a 4:25). Y la marea negra se encendió. Esos dos jugadores aportaron 4 puntos más y Miribilla se venía abajo por la presión desde las gradas. Sólo cinco puntos (80-66 a 3:15) separaban al Surne de la hazaña, de alcanzar a un Dijon cuyos jugadores transitaban por la cancha sin rumbo, muy cabizbajos.
Imparables
Sumergido en una cascada encantada, De Ridder tomó el relevo anotador con dos canastas y Abdur-Rahkman desató la locura con su tercer triple en este asalto (87-66 a 1:38). El Bilbao Basket había dado la vuelta a la eliminatoria contra un rival ya totalmente atónito. Tras dos tiros libres en el zurrón de De Ridder, Hrovat rebajó la euforia pero Dragic firmaba un triple que cimentaba el milagro.
La afición bramó con dos tapones de Bagayoko. Dragic hizo tres blancos desde la línea de personal y Cazalon puso la guinda sobre la bocina. 97-68 definitivo gracias a un parcial increíble de 28-2. Los hombres de negro, más inspirados que nunca, llegaron a su segunda la final europea tras cinco minutos que nunca serán olvidados.
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