El Surne encuentra la solución para mantener su ventaja

El giro al partido contra los taronja se produjo después de más de cuatro minutos y medio sin anotar en el tercer cuarto. El 46 no se había movido del tanteador local después del descanso, mientras el Valencia se apuntaba un parcial a su favor de 0-14 que silenció a la marea negra. Un triple de Hermannsson (46-45) daba paso a un nuevo duelo y sentenciaba que la gran primera parte (46-31) del Surne no había servido para nada.

El temor a otro vuelco fatal recorrió las gradas del Bilbao Arena, pero los hombres de negro estaban en casa y demostraron que no se rendirían como ya lo habían hecho a domicilio, en Valencia, Burgos, Fuenlabrada y Malaga. Un mate de Inglis subió el tanteador a 48 puntos. Luego vino un triple de Walter, una machacada de Withey y Walter colgándose del aro. Inglis arrebató de las manos un balón a Hanlan, máximo anotador de la Liga griega y flamante fichaje de última hora del Valencia, y el guayanés también machacó el aro. Estas canastas de fuerza y decisión encendieron la mecha de la pasión en Miribilla, que no se apagó hasta la conclusión del duelo. 59-58 para comenzar el último asalto, en el que se desarrolló un tercer partido en un solo encuentro.

Superó así el Surne un tercer cuarto (13-27) encaminado al fracaso. Los levantinos apretaron en defensa después de una primera parte más relajada, como lo hicieron en la Fonteta, y cerraron vías y espacios al ataque vizcaíno. En ese momento llegaron los problemas para Álex Mumbrú y su grupo. Niebla ofensiva y muchas dudas en la circulación del balón, sin claras líneas de pase. Cada hombre de negro se veía solo en una parcela hostil. Más de cuatro minutos y medio sin obtener un solo punto hasta que el primer mate de Inglis abrió la puerta de la recuperación.

En estos diez minutos de sombras, el Surne sólo cometió dos pérdidas, pero la puntería había desaparecido (un 33% de eficacia en tiros de dos -5 canastas de 15 intentos- y un 25% en triples -un acierto en cuatro tiros-) la defensa se vino abajo y encajó casi tantos puntos como en toda la primera mitad. La respuesta del Bilbao Basket se consolidó en un último capítulo en el que Rousselle y Goudelock fueron los tractores de su equipo y en el que aumentaron las opciones en ataque ante un Valencia que no pudo mantener una presión tan alta en su campo durante tanto tiempo.