Primer objetivo conseguido

Comenzó el Bilbao Basket totalmente inspirado desde la línea de tres puntos, y esa fue su principal arma ofensiva en el primer cuarto. Una sola canasta de dos puntos y dos tiros libres, consecuencia de una falta sobre un triple, fueron la única anotación local además de los seis lanzamientos de tres anotados en esos diez primeros minutos.

El ambiente y la mentalización de los de Ponsarnau surtieron efecto y la enérgica salida a cancha pilló al PAOK a contrapié. Incapaces de contrarrestar el acierto inicial del Bilbao Basket, los griegos probaron una defensa zonal con idea de cambiar el ritmo del partido. Y en parte consiguieron frenar el ímpetu bilbaíno, aunque su incapacidad de generar buenas opciones ofensivas condenó a los visitantes a ir a remolque en el marcador.

Ya en el segundo periodo, la defensa del PAOK ajustó mejor sobre los exteriores locales y el grifo del triple se cerró de golpe. Sin ese recurso anotador, los de Ponsarnau sufrieron para sumar. Cuarto espeso, con muchas visitas a la línea de tiros libres y poco ritmo de juego, terreno en el que el PAOK pareció encontrarse algo más cómodo. Por suerte, cuatro puntos consecutivos de De Ridder y tres tiros libres de Pantzar dieron cierto aire a los locales, llevando la ventaja local hasta los siete puntos al descanso.

Le costó arrancar el Bilbao Basket tras el paso por los vestuarios. En otro periodo aciago desde el triple, los buenos minutos de Bartley y la sequía local dieron al PAOK el mando del marcador por primera vez en el partido. Pero cuando la cosa parecía pintar mejor para los visitantes, Pantzar tomó el mando y entre la recta final de tercer cuarto y el comienzo del último puso de nuevo por delante a los locales, que volvieron a coquetear con una ventaja de dos dígitos que finalmente solo pudo ser de siete puntos.