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j. a. pérez capetillo
Domingo, 16 de mayo 2021, 07:37
No había otra opción. Solo ganar al Fuenlabrada. Y los hombres de negro lo hicieron para tratar de obrar el milagro. Han dejado los deberes para el final y el asunto continúa más que complicado para aprobar el examen, pero el Bilbao Basket mete presión al Estudiantes. El triunfo ante los madrileños necesita de una continuidad este martes (18.30 horas) ante el Hereda San Pablo Burgos. Después, el RETAbet visitará el jueves (21.15 horas) al Madrid y terminará este campeonato tan extraño en el Bilbao Arena el domingo 23 (12.30 horas) ante el Joventut.
Es un calendario muy exigente, con los burgaleses en busca de mantener su buena posición clasificatoria, son sextos, de cara a los play off por el título; con los de Pablo Laso líderes y candidatos a ser primeros de esta fase regular; y con el Joventut, desde la séptima plaza, con la idea de seguir con un recorrido más que meritorio entre los mejores. Así que el Bilbao Basket lo tiene muy difícil. Al menos, dio el callo ante el Fuenlabrada y sigue con balas en su cinturón.
Todos los jugadores que han pasado por la sala de Prensa de Miribilla han afirmado desde hace tiempo que confían. Es el mensaje obligatorio para trasladar a una afición, tan necesaria en el caso de clubes como los hombres de negro, que no ha podido apoyarles en las gradas. Todos la han echado mucho de menos. Hasta los dos últimos en llegar, el griego Ioannes Athinaiou y el italiano Leonardo Totè han elevado el discurso de optimismo sabedores de que el ejercicio no ha sido el deseado, con resultados adversos, bastantes lesiones de jugadores muy importantes y la irrupción del maldito coronavirus en este tramo final de la competición.
Un reto mayúsculo
Esto último ha planeado como una especie de puntilla, sin ser definitiva, que ha complicado aún más el objetivo de la salvación. El Bilbao Basket estuvo 16 días sin jugar y ahora le ha tocado saltar a la pista para medirse a duros rivales con cinco partidos en solo once días. Además, como recordó Mumbrú el viernes, con el hándicap de no estar en las condiciones idóneas por el cansancio que deja el virus. Ya se notó en el encuentro del pasado miércoles ante el Herbalife Gran Canaria, que fue muy superior en la pintura ante la relevante ausencia de Ondrej Balvin, el jugador más decisivo de los hombres de negro. Los canarios pusieron al Bilbao Basket al borde del abismo. Y ahí sigue después de cumplir ante el Fuenlabrada.
Con una victoria menos que el Estudiantes y el average en contra, los bilbaínos se agarran a un clavo ardiendo. Los vecinos del Acunsa GBC ya han caído al precipicio. Lo hicieron el jueves ante el Baskonia, que con su claro triunfo mandó a la LEB Oro a los guipuzcoanos. El Bilbao Basket quiere evitar ese regreso al segundo escalafón del baloncesto nacional. Y el reto en estos próximos días es mayúsculo en una tesitura poco ideal. Sus adversarios son contrastados y viajan en la parte noble de la clasificación.
Al RETAbet le cuesta respirar, pero anoche ante el Fuenlabrada cogió algo de oxígeno para tratar de mantenerse vivo en la élite del baloncesto. Mumbrú ya lanzó que «ojalá se note que nos jugamos la vida». Y sí, se notó. Aguardan siete días de tensión, de nervios, de trabajo en el alambre y de respiración asistida. Los hombres de negro no se rinden y se agarran a ese clavo tras superar al Fuenlabrada y firmar la octava victoria de la temporada. De momento no sirve con ella. Hacen falta más. Y que el Estudiantes falle en su cancha ante el San Pablo Burgos el viernes 21. El examen, cierto, es muy difícil. Y aprobar, un sueño. Pero podría hacerse realidad.
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