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Durante el vital partido para asegurar la salvación que el Bilbao Basket jugará en Miribilla ante el Coruña (domingo, 12.30 horas) un hombre de negro dejará grabado su nombre en los libros de historia de la ACB. Se trata de Tryggvi Hlinason, que cuando capture su próximo rebote habrá alcanzado los mil en el campeonato doméstico.
Sirva esta efeméride para resaltar el gran rendimiento del pívot islandés, que a sus 27 años se encuentra en el mejor momento de su carrera. Campeón por primera vez hace dos semanas tras la gesta del Surne en Salónica, Hlinason ha superado además una lesión muscular en el gemelo que, de hecho, le impidió participar en la ida de la final ante el PAOK. Llegó a tiempo para fortalecer la pintura del Bilbao Basket y estrenar el palmarés del conjunto vizcaíno y ahora busca confirmar la permanencia del club en la élite del baloncesto nacional. Una victoria ante el conjunto gallego brindaría la segunda alegría de la temporada del 25 aniversario.
La tercera, si se permite la comparación, sería la continuidad del gigante de Akureyri, un techo de 2,16 metros que está a una sola captura de hacerse milenario. Hlinason es una de las referencias tanto ofensivas como defensivas de la plantilla que dirige Jaume Ponsarnau, técnico que fue su gran valedor. El catalán le conoce a la perfección porque dirigió al nórdico en Valencia y Zaragoza. El también ex del Obradoiro está haciendo la mejor temporada de su carrera. No solo desde el punto de vista numérico, que también, sino por su evolución en la pista y la capacidad de adquirir conocimientos nuevos con los que enriquecer su baloncesto. Ya no es solo una torre que protege la pintura, cambia los tiros rivales e intimida, sino que asiste, anota y aporta una mayor versatilidad al ataque del Bilbao Basket.
A falta de solo cuatro jornadas para el cierre de la liga regular, Hlinason –el único hombre de negro que aparece en el top-5 de cualquier estadística– lidera la clasificación de rebotes ofensivos (2,4) y es segundo en mates (1,6 y a solo dos décimas de Donta Hall, del Baskonia). En rebotes totales es el séptimo de la ACB (6,2), es octavo en porcentaje de tiros de dos (69,2%) y ocupa la vigesimoquinta plaza en valoración. Entre los pívots es el séptimo con mejor rendimiento (13,6), por detrás de Tavares (13,8), Metu (14,1), Dubljevic (15,1), Noua (17,2), Shermadini (17,6) y Tomic (21,3 y a su vez el mejor de la liga).
Es difícil, pero si Hlinason supera los 28 minutos de media en las cuatro fechas que restan para poner el broche a una temporada histórica superará su techo en la competición. Ahora lleva 528, a solo 34 de igualar los del curso pasado, su primero en Miribilla, aunque entonces participó en 31 encuentros por los 26 que lleva ahora. Cuando más jugó fue en la anterior campaña a su fichaje por el Surne, su último año en Zaragoza (642). Un registro que está más al alcance es el de titularidades. En su despedida de la capital aragonesa salió de la partida en 23 ocasiones por las 20 que lleva en la actual campaña.
Su mejor desempeño en cuanto a anotación se dio en la 2020-21 (Zaragoza) con 264 puntos. Ahora lleva 201 y necesita 16 por partido para superarse a sí mismo. Aquel año también capturó más rebotes (173) que nunca, pero está a solo 13 de igualarlo. También está a apenas un robo de los 16 de entonces. Un apartado en el que ha mejorado desde su llegada a Bilbao es el de los tiros libres. Su 64,4% de la temporada pasada es su mejor dato y en la actual está en 62,5%. Lo mismo sucede con las asistencias. Lleva 32, a solo dos de su mejor bagaje, conseguido en su estreno en Bizkaia. Además, es la primera vez que recibe más faltas (70) de las que comete (60).
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