La conexión nórdica hacia el cielo

Jaume Ponsarnau ha insistido esta temporada en que los dos 'unos' resultan vitales en el juego colectivo. No cometen demasiados errores y se arman de temple en la búsqueda de alternativas ofensivas capaces de desahogar al Surne cuando falta la imaginación. Este miércoles recitaron el mismo guion en una segunda parte negativa en ataque, especialmente en un tercer cuarto en el que sólo se consiguieron 12 puntos y el PAOKse sentía capaz de remontar y subirse al trono europeo.

Con su puntería desde el perímetro, Frey ya había hecho daño a los griegos en la primera mitad. El número 3 del Surne se convirtió en una pesadilla para los locales con sus primeros triples. Su eficacia atrajo enemigos y facilitó las evoluciones de los demás hombres de negro. Se marchó riendo del pabellón del PAOK con cuatro dianas en ocho intentos más allá de los 6,75. Uno de estos tiros cobró más relevancia porque supuso una inyección de tila para el Bilbao Basket. Desde una esquina, no le tembló el pulso y se adjudicó tres puntos vitales a falta de un minuto para la conclusión del encuentro. Su diana rompía el empate en la eliminatoria (81-74) y aumentaba el nerviosismo en la afición y el equipo griegos.

Como se esperaba, Pantzar también sobresalió en el duelo decisivo de la FIBAEurope Cup. Desde que aterrizó en Miribilla, se ha caracterizado por su entrega y ambición. Incansable e insistente, su potencia física resulta un salvavidas cuando desparecen las ideas. Este miércoles asumió la responsabilidad y con sus penetraciones, sumó puntos con apariciones verticales cada vez que intuía un pasillo. Trabaja como una hormiguita que aporta todo lo que le puede. Es un tesoro en su segunda temporada como hombre de negro.

17 puntos y 13 de valoración individual mostraban las estadísticas de la final tanto para Frey como para Pantzar. Máximos anotadores y los hombres de negro más regulares, una vez más, en la noche histórica de su club. Idéntico balance para dos directores de orquesta que se transformaron en Salónica en los máximos artilleros de un conjunto merecedor de alcanzar la gloria europea.

La irrupción de Hlinason sembró de incertidumbre la zona helena. El PAOKno se había enfrentado en la ida al coloso islandés, baja entonces por una lesión en el gemelo derecho, y su presencia generó problemas a los rivales. Tuvieron que parar a la torre del Surne con faltas y más de un empujón, y trataron de evitarle cuando hizo guardia en su tablero. Hlinason trastocó los planes de un PAOKque se había medido en la ida a Sylla, Bagayoko y Jones, pívots más ligeros pero menos dominantes en la pintura.

Una cuarta versión de la conexión nórdica fue Tomasz Gielo, nacido en la ciudad polaca de Szczecin, a orillas del Báltico. A sus 32 años, el ala-pívot ha acudido a muchas batallas y este miércoles peleó en una de las más importantes de su vida. Desfallece en la pista protegiendo sus dominios y es fiel colaborador cercando la zona. Además, frente al PAOK rubricó una actuación soberbia en 10 minutos y 15 segundos, con pleno en sus dos triples, ocho puntos y cuatro rebotes.