Bilbao Basket 79-95 Joventut

Borrados en el peor partido del año

Vaya por delante que había un firme compromiso de irse al parón con las cuentas ligueras equilibradas. Abrir la ventana FIBA de noviembre con un 4-4 en la ACB y estar acomodados en la segunda ronda de la Europe Cup, campo base en el que se había instalado recientemente el equipo, hubiese sido un maná caído del cielo para los hombres de negro antes de que, ellos diez, se incorporen a las filas de sus respectivas selecciones. De ahí que el choque ante el Joventut estaba marcado en rojo en el calendario del Surne, consciente de que podía darle un mundo desde el punto de vista matemático y anímico. Había que ponerse el traje de faena, sudarlo, trabajar en la mina, unas veces con luz y otras a oscuras, aceptar el sufrimiento como compañero de viaje hacia un destino lleno de agua, palmeras y dátiles en el desierto. Pues bien, nada de ello encontraron los de Ponsarnau.

De inicio hubo un problema con nombre y apellidos: Ante Tomic. El pívot croata, de 37 años, puede seguir hasta que le dé la gana porque juega al baloncesto con cabeza y luego emplea el cuerpo. Marvin Jones era incapaz de defenderle, y eso que se empleaba a fondo. El de Dubrovnik hizo los primeros seis puntos del Joventut –acabó con 10, 10 rebotes, 6 asistencias y 24 de valoración–, que orbitaba alrededor de su Sol. Lo malo es que la 'Penya' cuenta con muchos pequeños solecitos cuyos brillos unidos acaban por cegar incluso al que lleva gafas. Y más si el lanzamiento de tres no funciona y el rebote lo dominan los verdes.

Los visitantes tomaron el mando del partido y del marcador, en el que llegaron a ponerse ocho arriba en los instantes finales del primer cuarto (10-18). Una serie de 7-0 devolvió aire a los pulmones de los vizcaínos y color en sus mejillas, gracias sobre todo al buen trabajo de Harald Frey y Tryggvi Hlinason. El base tiró del carro en la dirección y en la anotación –acabó con 18 puntos, 3 asistencias y 21 de valoración–, mientras que el pívot daba vida en las alturas –14 puntos, 8 rebotes y 19 de valoración–. Demasiado solos como para el que conjunto funcione. La desventaja se redujo a tres después de los diez minutos iniciales (19-22), sin que el triple consiguiese entrar.

Los hombres de negro funcionaba a tirones, con buena actitud pero sin mucha clarividencia en el ataque ni dureza defensiva. Aún así, el equipo logró ponerse por delante en el marcador por primera y única vez con cinco puntos seguidos de Pantzar (35-34). Duró poco la alegría porque el Joventut respondió con un parcial de 0-9 que unido a la última canasta de Robertson mandó a los bilbaínos a los vestuarios siete abajo (38-45).

Era un clásico cuento de querer y no poder. Cada vez que el Bilbao Basket pisaba el acelerador, recortaba distancias y se ponía a uno, con ánimo y energía, el Joventut sofocaba el incendio con parciales de complicada digestión y corría como el demonio. Tras el paso por los vestuarios, el Surne seguía picando piedra, haciendo la goma, y Dragic se destapó con muy buenos minutos en forma de canastas, asistencias y juego (17 de valoración). El esloveno remolcó al equipo hasta el 55-56 y ahí se le fundieron todos los plomos. Oscuridad total, cero ideas y evasión de la realidad. ¿Consecuencia? Un 2-20 encadenado entre el tercer y el cuarto período –Pustovyi hizo muchísimo daño con 15 puntos y 7 rebotes– que apagó las luces a los vizcaínos. Ahí acabó todo, la historia del peor partido del Bilbao Basket en la presente temporada. Sencillamente se diluyó como un azucarillo en el agua.

En el último cuarto, la 'Penya' se marchó 20 arriba. Un par de triples de Dragic y del joven Rubén Domínguez –arrancó mal pero luego se repuso con seis puntos– buscaron maquillar un marcador que quedó feo. Esta vez no pudo ayudar ni Miribilla.