Un serial de suspense ya conocido en el banquillo del Baskonia
La incertidumbre que rodea a Laso emula a la de Peñarroya hace dos veranos, cuando el Baskonia buscó sin éxito otras opciones antes de darle continuidad
Las vacaciones suelen ser sinónimo de distensión general, una máxima que el Baskonia tiende a no cumplir. Cuando se termina la vorágine de la competición, ... comienza el suspense en las oficinas de Zurbano. Suele haber un desayuno de trabajo a modo de balance de temporada donde se apuntan ciertas situaciones que luego pueden cumplirse o quedan en el limbo. Todo se somete a consideración y nadie, ni jugadores ni entrenador, están a salvo de recibir una llamada que cambie sus planes estivales y su futuro profesional, tengan o no contrato con la entidad azulgrana.
Es la tesitura en la que se encuentra ahora Pablo Laso. Con vínculo laboral garantizado para la próxima temporada con el Baskonia, es testigo incómodo de la prospección del mercado de entrenadores que está realizando el club azulgrana con vistas a un posible reemplazo en el banquillo. La reflexión interna que se da en la entidad de Zurbano abre un panorama de incertidumbre que no es desconocido en la historia reciente de un club que maneja los tiempos con su particular cadencia, muy vinculada a las reflexiones de Josean Querejeta.
Los caminos son previsibles: una posible ruptura que supondría una fuerte indemnización económica al vitoriano y la llegada de un nuevo técnico al banquillo baskonista o la apuesta por la continuidad de una relación que arrancó tras una explosión de ilusión.
Ahora que es tiempo de asueto y no hay partido alguno que preparar, Pablo Laso y Joan Peñarroya podrían compartir confidencias sobre lo que está viviendo ahora el primero y lo que experimentó el segundo a la conclusión de la campaña 2022-23. Entonces, el técnico catalán cerró su primera campaña como baskonista el 1 de junio con una derrota ante el Joventut en el Buesa que decretaba la eliminación en cuartos. Se abrió entonces un compás de espera en el que el club meditó la continuidad del preparador de Terrassa, que había firmado un contrato bianual, con una opción de salida al cierre del primero en caso de no haber cumplido ciertos objetivos.
El catalán no fue ratificado en el cargo hasta 23 días después de haber concluido la competición
El vitoriano cuenta con un contrato blindado cuya ruptura obliga a una fuerte indemnización
Para un equipo que cayó en el primer choque copero, se quedó a un triunfo de alcanzar los play off en la Euroliga y se estrelló en el primer cruce por el título ACB, la cosecha era decepcionante. El Baskonia estiró el tiempo de indefinición hasta el punto de que ambas partes llegaron a ser libres de buscar otros caminos. Peñarroya exploró otras posibilidades sin éxito mientras el club vitoriano tanteó a Ioannis Sfairopoulos y estuvo muy cerca de entenderse con Luca Banchi. Solo su firmeza a la hora de no renunciar a su cargo como seleccionador letón privó al italiano de ser el nuevo entrenador del Baskonia aquel verano de 2023.
Por conveniencia
Tras los escarceos de ambas partes, llevados entonces con sumo secreto, el Baskonia y Peñarroya ratificaron de manera oficial la prórroga de su relación durante una temporada más 23 días después de haber finalizado la competición liguera en el Buesa Arena. Margen suficiente como para dejar claro que la reunión tenía un fuerte componente de conveniencia. Ya arrancado el curso, trascenderían los contactos estivales de Banchi con el Baskonia tras la indiscreción del preparador de Grosetto. Llegados al 30 de octubre, el club azulgrana anunciaba el despido de Peñarroya. Aquella confianza ya deteriorada en verano culminó en ruptura para dar paso al cuarto retorno a la capital alavesa de Dusko Ivanovic. El montenegrino firmó un gran logro, devolver al Baskonia a unos play off de la Euroliga que no pisaba desde 2019 y dos fracasos: perderse la Copa y quedar fuera de las eliminatorias ACB después de cuatro décadas.
Los primeros pasos de la postemporada el pasado verano también fueron un tanto laberínticos. El Baskonia abrió negociaciones con Dusko Ivanovic para una posible continuidad que no fructificaron. De manera paralela, se barajaron alternativas como las de Luca Banchi, otra vez, Jaka Lakovic o Frédéric Fathoux hasta que se cruzó en el camino azulgrana la posibilidad de contratar a Pablo Laso, que había decidido poner fin a su periplo de un año en el Bayern de Múnich. Un año después, una temporada de sinsabores ha sembrado de dudas a un Baskonia que había atraído al preparador vitoriano como una apuesta de garantías y una figura fundamental para relanzar el ánimo caído y el músculo competitivo perdido.
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