Sedekerskis calma al Baskonia
Las molestias sufridad en Granada no frenan a un capitán del que se busca la mejor versión en defensa y más atrevimiento en ataque
No hay en la Euroliga un pabellón que ruja más que el Belgrado Arena. Parece temblar e inclinarse cuando tanto el Partizan como el Estrella ... Roja, rival este jueves, someten a sus oponentes. El Baskonia se adentrará en él este jueves con la certeza de que va a necesitar otro paso al frente más que en Granada para salir airoso. Aunque lo primero para el mermado conjunto de Galbiati es saber con cuántos jugadores va a contar en plena plega de lesiones que por esta vez parece esquivar Sedekerskis. El lituano sintió molestias musculares durante todo el último cuarto del encuentro del domingo. Servicial y entregado, se mantuvo sobre la pista para sellar la victoria sin lamentar males mayores.
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La expedición azulgrana regresó ayer de Granada y el capitán transmitió buenas sensaciones a sus compañeros. Se entiende que sufrió una leve sobrecarga provocada por el desgaste de la primera semana de tres partidos que disputa este curso, tras llegar ya mermado del Eurobasket y apenas completar dos entrenamientos durante toda la pretemporada. Aún lejos de su mejor tono físico, el canterano espera coger la forma en las próximas semanas para afrontar una campaña en la que se le demanda el habitual despliegue defensivo, además de otra versión en ataque.
Sedekerskis acumula en solo cinco partidos de Euroliga la mitad de triples intentados que en la pasada edición de la máxima competición continental. En 25 encuentros, lanzó 45. Ahora lleva ya 23. Y Galbiati le pide más. Uno de los mayores enfados del técnico italiano en la banda del Buesa Arena fue el pasado viernes cuando el lituano, completamente liberado, rehuyó el tiro para lamento también del público. «Me preocupa que no entren los tiros pero algunos han renegado de ello y con eso no estoy contento», expresó más tarde el transalpino.
Los números muestran que lo del capitán fue una acción puntual provocada por la falta de confianza. Frente al París había registrado un 1 de 6 (su número máximo de intentos en un choque continental) y un 1 de 5 ante el Partizan. Por contra,el domingo, ya con los problemas físicos y con 80-79 en el marcados a minuto y medio del final, el jugador nacido en Nida y formado en Vitoria asumió la responsabilidad en un lanzamiento errado al que luego a Diakite se le escapó el rebote. No hubo que lamentarlo, porque se ganó y porque el enérgico entrenador baskonista ya ha demostrado que tolera los errores en los que considera buenos tiros. Aunque se le lleven los demonios cuando rebotan en el aro.
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Sedekerskis llegó a Vitoria en junio de 2013 después de que los rectores de la cantera baskonistas quedaran prendados de los vídeos en los brillaba en la faceta ofensiva. En esa primera temporada, el joven de 16 años recién cumplidos (edad cadete) fue seleccionado para disputar el Campeonato de España júnior, en el que se erigió como el máximo anotador de un torneo de una edad superior a la suya. Promedió 20,8 puntos, llevando a los azulgranas a conquistar una medalla (bronce) que se resiste desde entonces, y al año siguiente 20,5 tantos, cifras similares a las que registraba con las categorías inferiores de Lituania en los torneos veraniegos.
Su físico comenzó a cambiar la temporada siguiente, ya tras haber debutado con el primer equipo. En el verano de 2016, el joven acudió a Volos (Grecia) a la disputa del Eurobasket sub-16. Promedió 14,5 puntos y 10,2 rebotes, cifras de mucho mérito al haber fallado los 14 triples que intentó. Los años posteriores de vaivenes y escasa continuidad en el juego no invitaron a que recuperara la confianza en el lanzamiento un lituano que se dedicó a hacer horas extras.
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Dusko Ivanovic terminó de cincelar un físico imponente en un alero al que las necesidades del Baskonia cada vez han ido empujando más hacia la pintura. Capaz de defender a las cinco posiciones, este curso aún no se ha erigido como el bastión bajo los aros que ha sido en campañas anteriores tanto con Peñarroya como con Laso. A sus 27 años, Galbiati confía en que esa versión llegará, mientras le pide un mayor atrevimiento en ataque. El capitán quiere empezar ya a dar el primer paso.
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