El Baskonia debe mantener a Peñarroya
Análisis. ·
El técnico debe entender, por su parte, la idiosincrasia del club azulgrana
El sorprendente e inesperado fin de temporada del Baskonia obliga a ciertas reflexiones de fondo. Para mí es sorprendente la reacción de la afición, celebrando ... como buena la campaña. No parece normal que después de unas malas notas de fin de curso se valore como brillante el suspenso final. Lo bueno que tiene tal reacción es cómo define la madurez de los aficionados, que no olvidan los grandes días vividos. En el concierto del baloncesto nacional solo tres clubes asumen el compromiso de pelear por los títulos. Hablamos del Barcelona, Real Madrid y Baskonia. Los tres tienen como único planteamiento vital ganar títulos. Estoy seguro de que esa forma de ser del club baskonista, arraigada desde hace muchos años, no permite a sus responsables coincidir con la alegría de los aficionados.
Es muy posible que Joan Peñarroya, como entrenador debutante en un club tan intolerante con el fracaso en los grandes días, no entendió que nada acaba bien sin un 'Do de Pecho' final. Me explico: la última Liga ganada por el equipo vitoriano fue en Valencia, a puerta cerrada. En aquellos atípicos momentos de pandemia en los que los equipos acudían a cumplir con un devaluado campeonato, los vitorianos agazapados se llevaron un título desde la más absoluta concentración. Dusko Ivanovic, entrenador en aquel momento y cofundador del espíritu Baskonia, consiguió alcanzar una gesta en la que nadie creía. Joan Peñarroya, superior técnicamente al montenegrino, tiene que aprender la lección. En este club nada termina antes de hora.
Desconozco la vida interna del club y, desde luego, del vestuario. Por tanto, mis comentarios solo se basan en impresiones de espectador. A raíz del desmoralizante partido de Euroliga ante el Olympiacos en el que el grupo se vio fuera del 'play off', una especie de decaimiento y de sentido del deber cumplido se apoderó de todos. Ese fue comienzo de una pérdida de energía que ha llevado al equipo a disputar un pésimo cruce frente al Juventut. Después de la derrota en el primer partido el entrenador se quejaba de ciertas actitudes de los verdinegros. Mal asunto, todo lo malo del 80% de la eliminatoria es atribuible a los nuestros. El club debe mantener a Peñarroya y él debe entender la idiosincracia del club. No necesita más que comprender que está ubicado en el escalafón superior de los entrenadores europeos y que no puede dejar pasar esa oportunidad. Y ya metiéndome en camisas de once varas: ¿Cómo es posible que con la contrastada solvencia táctica de los entrenadores españoles solo Aíto, Pascual y Pablo Laso están seriamente reconocidos?
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