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Gasteiz nunca olvida el 3 de marzo por mucho que algunos sigan teniendo la memoria de un pez. Como pez en el agua debía encontrarse, ... en su casa, un Baskonia que en demasiadas ocasiones transmite una sensación de ahogo más preocupante que la de un Papa argentino. Dios quiera que no tengamos que volver a hacernos cruces.
Volvíamos al hogar con bastante gente que habitualmente ocupa las gradas resguardada en casa. Comenzamos haciendo canastas atacando a los lituanos en el uno contra uno sin que se enterase ninguno de sus cinco. Poco a poco fueron apareciendo por Vitoria de la mano de Ignas y el coco de Sylvain. Los balones perdidos como un presidente ucraniano en un despacho oval mientras Chima encontraba el aro entre libres y huevos. La entrada en acción de Howard, Samanic y Donta nos daba aire en un partido con un baloncesto irrespirable.
Intercambio de errores tontos de los que se aprovechaba el que andaba más listo. Por alguna carrera tras donación y las visitas al 4,60 tomamos rentas por encima de 5. Entre Brazdeikis y el incombustible Dunston lograban devolver las cosas a su sitio cuando perdíamos el nuestro. Los rebotes en el aro baskonista, un festín pintado de verde que frenó la puntería de un Forrest que las metió de colores. Entre faltas, desatino, Oscars y libres nos fuimos a la sauna griega.
Primera canasta de su número 8 que seguía haciéndolo de 10. Los históricos tiradores lituanos, ya retirados, no darían crédito viendo arrojar balones a sus paisanos. Se mantenían con vida por su juego interior donde Ulanovas y su hombre alto nos hacían Birutis. El baloncesto con más paradas que un tren de cercanías donde ninguno de los dos equipos conseguía alejarse. Trinchieri hizo sonar el Wong para oxigenar en el banco a Francisco. Hall y Moneke eran los mejores baskonistas, supongo que habrá cónclave en eso, hasta el momento en el que apareció ese Markus que marca la diferencia.
Ahora que los americanos buscan tierras raras ayer vimos cientos de pedradas que no sé si son aprovechables. Al fin Sylvain y Smailagic anotaron de tres para acabar, tras rebote de su barbudo pelirrojo, poniéndose uno arriba por los pelos. Con triplazo sobre la bocina, del que necesitamos que meta, vuelta a la tostada; llave Alen a nuestro aro, canastón de 'Caba' con burbujas y esmeralda final.
Mejora el enfermo tras lograr una victoria tan agónica como necesaria. Volvió cuando hizo falta el que siempre debe estar; impecable aportación de Moneke y Hall a lo largo de la noche y vital el valor de un Timothé que no se escondió a la hora de la verdad. Toca centrarse en lo de casa para no quedarse fuera de la pomada liguera.
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