Maccabi 85-95 Baskonia
Howard lidera la vuelta a la precisiónEl Baskonia recupera de la mano de su estrella la fiabilidad en el triple, pero también construye una bienvenida consistencia defensiva
Todo es más fácil en el universo Baskonia si los triples entran. Para un equipo que sufre cuando le toca jugar en estático y dueño ... de un baloncesto interior irregular, el lanzamiento exterior es la fórmula más directa a la felicidad. Aunque su manual de autoayuda escribe también algunas páginas borrosas. Así estaban siendo los últimos capítulos de un Baskonia al que se le había desviado la mirilla con preocupante continuidad. Tanto, que contra el Maccabi parecía incluso que se había replanteado las cosas. Concienciado de que no le quedaba otra que buscar diferentes formas de anotar. Tal vez por eso tardó casi seis minutos en intentar su primer triple.
Lo anotó. Y el siguiente. Y otro más. Así, hasta cinco. Todos los que lanzó en esos cuatro minutos finales del primer acto entraron. El Baskonia menos triplista se había convertido, de repente, en una máquina de anotar. Llegados a ese punto, debieron pensar los azulgranas, para qué andarse con rodeos si el plan más goloso va como la seda. No en vano, sus números al final del segundo cuarto -aunque había sido imposible mantener la impoluta hoja de lanzamiento- auguraban una jornada de divertido frenesí anotador: doce de diecisiete tiros de dos encestados y nueve de catorce triples. Ese Baskonia eléctrico y que engancha estaba de vuelta.
Aunque tardó seis minutos en tirar de tres, anotó sin fallo sus primeros cinco lanzamientos exteriores
También había regresado por la puerta grande su principal estilete. Markus Howard disfrutó de una noche grande que se le resistía desde hace semanas. 28 puntos y autor de una carta de tiro envidiable: cinco de ocho en lanzamientos de dos y seis de nueve en triples. Su noche más redonda del año continental y solo por detrás de su estelar aparición en la ACB contra el Lleida. Con ese Howard letal todo fluye con mayor facilidad. Si a ello suma un convincente desempeño defensivo, el Baskonia encuentra en él el estilete que necesita.
Un rival sin argumentos
Sentadas las bases sobre la estrella más brillante, la constelación que gira a su alrededor también es reluciente. Moneke, con sus idas y venidas pero también central en la anotación, o las buenas aportaciones de secundarios instalados en un buen momento como Rogkavopoulos o Baldwin. Al igual que la estabilidad que aporta el desempeño del capitán Sedekerskis. Entre todos fueron construyendo una ventaja más solvente de lo que mostró el marcador final.
Incluso los azulgranas sostuvieron una tensión defensiva notable que impidió cualquier conato de rebeldía local. Ni siquiera en un final en el que esta vez no hubo atisbo de tensión. Desde el propio Howard a un Diop que volvió a sumar de facetas en las que resulta imprescindible. Suficientes argumentos para imponerse.
Las prestaciones de Rogkavopoulos, Baldwin, Sedekerskis o Diop multiplicaron la amenaza
Cierto es que tampoco el Maccabi resultó ser un adversario fiero. El plantel israelí atraviesa un momento histórico gris fruto de la guerra y eso encuentra su consecuencia directa en la confección en una plantilla discreta, escasa de estiletes ofensivos y zarandeada en su particular localía en un pabellón serbio vacío por un Baskonia que encontró a su voluntad una necesaria noche continental tranquila que diluye el varapalo de la semana pasada contra la Virtus. El contexto propicio para afrontar los dos lances de las próximas horas: la visita de este jueves al Panathinaikos y el choque del domingo en casa ante el Unicaja. Otro mundo. Será más fácil si el Baskonia consolida su reconciliación con los triples.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión