Así juega el Maccabi: un trío clave y un estilo inseguro

Maccabi hace de su bandera una representación de su posible potencia. Más allá de lo geográfico, Maccabi defiende su reconocida identidad en el basket continental, que le llevó a liderar torneos pasados y convertirse en un destino realmente atractivo para muchas figuras que se acercaban al basket europeo.

Desde hace un tiempo, su bandera y su legislación, es cómplice junto a la estadounidense para convertirse en un proyecto ambicioso y con garantías para competir al más alto nivel. No hay más que mirar su plantilla, con siete jugadores con pasaporte americano, que son los verdaderos protagonistas de este proyecto. Lo ha sido siempre, lo es y no dudo que lo será en el futuro.

No obstante una cosa es lo que pareces y otra lo que eres. Esta relación con su juego y sus resultados está siendo más cruel de lo que los nombres y su procedencia y experiencia nos muestran. Infortunio, lesiones, decisiones finales en derrotas en partidos con apenas una posesión de diferencia, sitúan a Maccabi en los puestos bajos de esta Euroliga, lejos de lo que pueden llegar a ser. Sfairopoulos es consciente de ello, partidos que se le escabullen entre sus dedos, con un juego que en ocasiones estaba a la altura esperada, y que en un momento dado, escapan como un soplo de aire fresco. Lo sientes pero no lo controlas.

Tanto es así que desde hace unos encuentros, Sfairopoulos ha fijado su columna vertebral, ésa en la que confías cuando quieres amarrar un encuentro, cuando identificas que llega el instante que se inclina a tu favor, y lo hace siempre con Wilbekin, líder y una de las estrellas de esta competición, acompañado de la experiencia de un pívot como Hunter y un base-base como Jones, que dirige al resto para que su estrella sienta el menor desgaste posible para tomar las mejores decisiones. Con Jones, Wilbekin y Hunter en el campo, Maccabi y su entrenador se sienten más seguros. A partir de aquí es cuestión de complementarlos con aquellos que eleven el listón colectivo y, sin que se note mucho, que sus rotaciones no aminoren la calidad real que el equipo tiene.

La capacidad atlética es un rasgo de este equipo, y más este año con la incorporación de dos postes muy dinámicos en defensa y rápidos en transición, como Bender y Zizic, que convierten a Maccabi en el equipo con mejor rebote de la Euroliga. Sin ser especialmente sólidos en su rendimiento, junto a Caloiario y Hunter, aseguran que la zona sea especialmente protegida porque a partir de ahí, son 'sus pequeños' exteriores quienes lideran el juego en ataque.

Es un equipo que sigue esta estela de estructuras pequeñas, con Jones, Wilbekin y Bryant al mismo tiempo, y en las rotaciones Dorsey y DiBartolomeo, quienes encabezan un juego donde el 1x1 exterior y el tiro de 3 son sus principales armas. El resto, con Casspi desde la veteranía y Blayzer desde el físico, junto a Bender y Zizic desde los espacios liberados en la zona, tratan de aprovechar su momento para ayudar en el juego. Pero siempre es el trío exterior quien marca la pauta junto a un referente interior que es Hunter.

Tanto es así que en el momento que comienza la rotación de sus piezas en especial de su trío clave, el equipo sufre en el campo sea cual sea su bandera que ondee, por mucho que se llame Maccabi y por muchos logros que le acompañen en su historia.